Los últimos datos de septiembre y el inicio de octubre muestran una importante ralentización de la actividad económica tras el verano con constantes episodios de rebrotes.
La recuperación en ‘V asimétrica’ que esperaba el Gobierno tiene, cada día, menos forma de ‘V’ y más de ‘asimétrica. Al menos hasta que llegue la ansiada ayuda europea que consiga revitalizar la actividad. El Ministerio de Economía prevé una brusca ralentización de la recuperación a lo largo de los próximos tres meses en un entorno de una elevada incertidumbre por los rebrotes del coronavirus. Si hasta el verano confiaba en una salida rápida de la crisis, ahora su escenario central ya contempla una fuerte desaceleración una vez se ha pasado el efecto inicial de la reapertura.
Economía prevé ahora un crecimiento del PIB en el cuarto trimestre del año algo por encima del 4%, una cifra que está muy lejos del 13,5% de crecimiento que estima para el tercer trimestre del año (los datos oficiales no estarán disponibles hasta finales de octubre). En concreto, estima que la economía española creció entre julio y septiembre en el entorno del 13,5%, en línea con las previsiones de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), explican fuentes del ministerio. Eso significa que, para que el PIB del conjunto del año presente una caída del 11,2%, es necesario que el PIB crezca en el cuarto trimestre en el entorno del 4,2%.
Si finalmente se confirman sus previsiones, el crecimiento del cuarto trimestre sería menos de un tercio del registrado a lo largo del verano. Ya era evidente que los registros del tercer trimestre serían irrepetibles en el cuarto, porque la reapertura generó en muchos sectores tasas de crecimiento de dos e incluso tres dígitos. Sin embargo, lo que el Gobierno no esperaba era una ralentización tan brusca en la nueva normalidad. Economía asume la ralentización de la actividad en su último Boletín semanal de coyuntura económica, en el que explica que “las estadísticas conocidas esta semana continúan poniendo de manifiesto la recuperación de la economía española, aunque en algunos casos a menor ritmo que en los meses anteriores, como es el caso de la producción industrial”.
En el cuadro macroeconómico de abril, Economía anticipaba una recuperación intensa hasta final de año, con tasas trimestrales de crecimiento superiores al 6%. El rebote que esperaba habría permitido a España recuperar en medio año toda la caída del PIB del segundo trimestre del año, de modo que habría comenzado el año 2021 con un nivel de PIB con tasas de crecimiento interanuales positivas. En otras palabras: confiaba en que el PIB del primer trimestre de 2021 fuese superior al del primer trimestre de 2020.
Sin embargo, no contaba con que los rebrotes del coronavirus llegaran tan rápido y con tanta intensidad. El Gobierno volvió a decretar el estado de alarma el viernes para confinar Madrid y otros municipios próximos a la capital. La vuelta del estado de alarma no solo ha dado el golpe de gracia al turismo durante el puente de la Fiesta Nacional, también ha disparado la incertidumbre entre los agentes económicos. Y todo apunta a que esta situación se mantendrá a lo largo de todo el trimestre, lo que invita a ser prudentes con las previsiones de crecimiento.
En tiempo real
El Ministerio de Economía ha realizado un gran esfuerzo en los últimos meses para conseguir un seguimiento de la economía en tiempo real utilizando datos de alta frecuencia, que se actualizan diariamente. A partir de todas estas cifras (afiliación, ERTE, consumo con tarjetas, consumo de electricidad, etc.) realiza un indicador sintético de actividad que le sirve al Gobierno como aproximación al PIB.
Este indicador reflejó un fuerte crecimiento de la actividad desde el mes de mayo hasta finales de julio. En esas semanas España parecía ‘salir más fuerte’ de la pandemia. Sin embargo, los rebrotes volvieron hacia finales de julio, lo que provocó la pérdida de la temporada de turismo internacional. Los españoles sí se fueron de vacaciones y mantuvieron viva la recuperación durante todo el mes de agosto. Pero, a partir de septiembre este indicador ha registrado una brusca ralentización que se mantiene en el inicio del mes de octubre.
El mercado laboral refleja a la perfección la pérdida de tracción de la economía española en las últimas semanas. La salida de trabajadores de los ERTE se frenó en septiembre: apenas volvieron a su trabajo 83.500 asalariados, menos de un tercio de los que volvieron en agosto. Por su parte, la afiliación aumentó en 84.000 personas, pero la creación de empleo se centró en el sector público (especialmente en sanidad y educación para reforzar los servicios públicos de cara al nuevo curso) y en servicios auxiliares para la vuelta a las oficinas.
Una vez se han pasado estas contrataciones coyunturales, está por ver qué ocurre con el empleo de cara a los próximos meses. El escenario de rebrotes invita a ser prudente con las previsiones de crecimiento, como ha repetido en numerosas ocasiones la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
La pandemia genera grandes riesgos económicos y, de cara al próximo trimestre, casi todos son a la baja. La única esperanza está en el descubrimiento inminente de una vacuna, algo que parece imposible. Por el contrario, el escenario podría deteriorarse rápidamente si España no es capaz de contener el virus sin llegar a confinamientos más duros, largos o generalizados. Hasta el momento el país ha fracasado a la hora de contener al virus, por lo que los riesgos a la baja se materializan a medida que pasan los días.
Esta ralentización prevista para el cuarto trimestre del año hará que España entre en 2021 con una inercia de crecimiento más baja de lo esperado, lo que retrasará la vuelta a los niveles precrisis. En el escenario inercial actual del Gobierno, el PIB del último trimestre de 2021 seguirá un 5% por debajo de los niveles precrisis. De ahí la urgencia de la ayuda europea y de un uso eficiente de los fondos para superar la pandemia económica.