Crece la preocupación entre las empresas españolas por mantener su liquidez (43%), el cobro de facturas pendientes (43%) y la contención de los costes (40%) en 2021. No obstante, son optimistas sobre la mejora de la economía y el comercio internacional.
En 2020 las empresas españolas han registrado un rápido aumento de la morosidad así como un alargamiento significativo de los plazos de pago para impulsar sus ventas nacionales, mantener su competitividad y apoyar a sus clientes con financiación a corto plazo, según señala el Barómetro de Prácticas de Pago difundido por Crédito y Caución.
De acuerdo con los resultados del Barómetro, el 58% de las empresas han ampliado los plazos de pago que conceden a sus clientes debido a las presiones económicas derivadas de la pandemia. Se trata del valor más elevado de Europa occidental, donde la media regional se sitúa en el 47%. Sólo el 4% de las empresas redujeron los plazos tras el inicio de la pandemia.
Asimismo, el 48% de las empresas españolas ha experimentado dificultades de liquidez tras la pandemia, diez puntos por encima del promedio regional, y un 33% ha retrasado el pago a sus proveedores para responder a esta situación.
De hecho, de acuerdo con las conclusiones del estudio, la morosidad afecta a más de la mitad de las facturas emitidas en España, que siguen sin pagarse en la fecha de vencimiento. Esto supone un incremento interanual del 73% frente a 2019, cuando solo un tercio de las facturas estaba afectado por la morosidad. Tras este “sensible” aumento de la morosidad, solo un 5% de las empresas españolas ha reportado una reducción de su periodo medio de cobro.
Necesidades de financiación
Este nuevo barómetro certifica que prácticamente una de cada dos empresas en España vive importantes tensiones de liquidez merced a la morosidad que se ha más que duplicado. Y es que los retrasos en el pago de las facturas se han generalizado. Es más, estadísticamente el pago en plazo supone una excepción.
Esta situación de dificultad amenaza con volverse crítica para buena parte del tejido productivo. En uno de sus últimos informes el propio Banco de España estima que una de cada cinco empresas está en claro riesgo de bancarrota.
No hay que olvidar que en torno al 5% de las facturas resulta impagada en 2020, lo que más que duplica la tasa del 2,4% registrada el pasado ejercicio. No obstante, la tasa de impago en España en el crédito comercial B2B todavía está por debajo del 7% que se registra en Europa Occidental. Esta situación podría cambiar con el impacto de la segunda ola y endurecer las condiciones de viabilidad de las empresas. Que el tejido productivo español cuente con alternativas viables y profesionalizadas de liquidez es un imperativo de supervivencia para nuestra economía.