El Ministerio diseña un paquete de políticas activas bajo la premisa de que el comercio minorista no recuperará el nivel de empleabilidad previo a la pandemia y los afectados deberán reorientar su actividad.
Renovarse o morir. Es la filosofía que empieza a imperar en los análisis sobre los efectos de la crisis, la situación actual y tendencias del mercado laboral. En un momento en el que la pandemia ha anticipado algunos de los cambios estructurales que se habrían ido produciendo de manera gradual durante los próximos años, desde el propio Ministerio de Trabajo y Economía Social dan por descontado que procesos como la transformación digital van a tener un impacto importante sobre el empleo, en especial sobre los sectores más afectados por la Covid. Hasta el punto de que se asume directamente que algunas actividades, como las relacionadas con el comercio minorista, no volverán a recuperar el nivel de empleo previo a la pandemia.
En el borrador de la Nueva Estrategia Española de Apoyo Activo al Empleo 2021-2024, al que ha tenido acceso La Información, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), que cuelga del departamento que dirige Yolanda Díaz, identifica dos principales impactos de la crisis sanitaria. Por un lado, el fuerte incremento del desempleo como consecuencia del descenso de la actividad productiva, en parte amortiguado por los expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE); y por otro lado, la aceleración de la transformación digital y robótica como procesos que van a tener una “profunda incidencia laboral y social”, junto a la creciente importancia de la sostenibilidad. Todo ello hará que las empresas, en fases de mayor dificultad económica, intensifiquen la sustitución de personas por máquinas.
En este contexto, el informe aporta varios datos. Apoyándose en las cifras de la Comisión Europea, destaca que más del 86% de las pymes españolas no tenían un plan de digitalización antes del inicio de la pandemia, sin embargo, el comercio electrónico en España ha crecido durante la crisis sanitaria más del 23%, siendo el país de la Unión Europea con el mayor incremento. Otra consecuencia derivada de esta aceleración en los cambios tecnológicos es la necesidad de una nueva formación o recualificación de la fuerza laboral. La Cumbre para el Reinicio Laboral organizada por el Foro Económico Mundial (WEF) de octubre de 2020 apunta que el 50% de los trabajadores necesitarán volver a formarse para el año 2025, a medida que aumente la adopción de nueva tecnología por parte del tejido productivo y los nuevos escenarios provocados por el teletrabajo.
Así, los efectos de la pandemia no solo están modificando ya y de manera muy rápida el modo de trabajar en general, sino que además van a producir un trasvase de empleo entre algunos sectores económicos. “La severa incidencia de la crisis en algunas actividades (restauración, comercio minorista, hostelería, …) va a provocar un excedente de fuerza laboral que puede ser aprovechado para impulsar el desarrollo de la economía sostenible, la investigación, la economía social o el cuidado de personas dependientes”, apunta el SEPE en su análisis. El organismo recuerda además que esos sectores más afectados por las limitaciones de movilidad emplean a personas con niveles de formación bajos y escasos conocimientos digitales, de modo que su reciclaje será crucial para su mantenimiento en el mercado.
Y aquí se presta especial atención al comercio minorista. Los técnicos asumen que en este sector “probablemente no se recuperará el nivel de empleabilidad anterior a la pandemia, porque la transformación digital de la actividad comercial ya estaba en marcha y es un proceso inevitable”. De este modo, el Ministerio da por perdidos más de 56.000 empleos, que son los que la Covid se ha llevado por delante, atendiendo a la afiliación por CNAE que superaba en enero de 2020 los 1,88 millones y se ha reducido por debajo de los 1,83 millones un año después. “Es obvio que el comercio online requiere un menor número de personas empleadas que el modelo tradicional de compra presencial, de manera que una proporción de quienes tienen la propiedad o trabajan en tiendas minoristas tendrán que reorientar su actividad o cambiar de ocupación, como ya lo están haciendo”, avanzan.
Trabajo asume así una destrucción de empleo como consecuencia de la digitalización que resulta inevitable. Pero no solo para el comercio al por menor. El informe señala, en general, a los empleos consistentes en tareas repetitivas y rutinarias como los que presentan un mayor riesgo de desaparecer debido a la robotización. Se trata de ocupaciones de baja o media cualificación, carente de acreditación formal, como personal administrativo, cajeros de supermercados, responsables de inventariar almacenes, vigilantes de control de accesos… También pone el foco en la automoción, por la transformación que exige la movilidad sostenible para reducir el nivel de emisiones, como otro de los sectores que requerirá inyección de fondos en investigación y desarrollo y una recualificación de los trabajadores.
Sectores ‘ganadores’
Pero no todos son perdedores. El análisis no obvia que algunos sectores han salido beneficiados por la pandemia, como el comercio electrónico, la logística, el transporte de mercancías o las entregas a domicilio. Asimismo, el impulso al comercio online y el teletrabajo han favorecido al sector de la informática y de las comunicaciones y otras actividades como el ocio doméstico, el sector farmacéutico el sanitario o el comercio de productos alimentarios también están experimentando incrementos de la actividad productiva. Para los próximos años se prevé un repunte del empleo en ingenierías, comunicación y redes sociales, diseño gráfico, energías renovables y tratamiento de residuos. Y por otro lado, debido al progresivo envejecimiento de la población, también se augura un crecimiento de la empleabilidad a medio plazo en actividades sanitarias, farmacéuticas, servicios sociales y cuidados a personas dependientes en el hogar.
Ante este panorama, el SEPE plantea, de manera genérica, una serie de medidas encaminadas a remodelar el mercado laboral, que parten del incremento de la inversión, tanto pública como privada, en proyectos de transformación digital y ecológicos. No hay que olvidar que planes como estos son clave para captar los fondos europeos Next Generation UE. También se apuesta por la formación y recualificación profesional de los trabajadores, para que puedan reorientar su trayectoria a sectores con mejores perspectivas, impulsando la plena incorporación de la mujer en perfiles especializados y prestando especial atención a las profesiones emergentes y a los cambios de contenido en puestos de trabajo tradicionales.
Además, el organismo considera que el actual contexto de pandemia ofrece la oportunidad de formar a muchas personas trabajadoras afectadas por ERTE (no hay que olvidar que más de 700.000 trabajadores aún están en esa situación) pertenecientes a sectores que tendrán dificultades para recuperar los niveles de actividad anteriores a la crisis. El SEPE pone como ejemplo a las personas que trabajan en el comercio minorista o la restauración, que suelen tener un bajo nivel de habilidades y competencias digitales y señala que deberían recibir cursos básicos de formación en TIC: uso de hojas de cálculo, procesadores de texto, acceso a internet y al correo electrónico, etc. Esta “alfabetización digital” es, señala el informe, un paso necesario para posibilitar su adaptación a ocupaciones de otros sectores productivos.
Junto a la formación tecnológica, el SEPE señala la urgente necesidad formativa de acceso al primer empleo en el caso de la población joven, ya que la recuperación del mercado laboral de las personas jóvenes está siendo más lenta que la de otros colectivos. En este sentido, advierte que en los próximos cuatro años una parte importante del empleo se generará por “demanda de sustitución”, pues casi un millón y medio de los afiliados en alta en la Seguridad Social tienen más de 60 años, por lo que el relevo de perfiles profesionales seniors a juniors debe planificarse con una cierta antelación para asegurar la transferencia de conocimientos. Igualmente, un porcentaje significativo de empresas pequeñas pertenecen a personas próximas a la jubilación y cese de actividad, lo que supone una oportunidad para que nuevos emprendedores realicen ese relevo generacional.