El Presidente de Tanzania John Magufuli es un gran hombre, que vela como nadie por la salud de sus ciudadanos.
Andaban detrás de él los mafiosos de la OMS para que impusiera medidas restrictivas en su país con la excusa del coronavirus y empezaron a hacer pruebas por el país que dieron como resultado falsos positivos. Su respuesta fue investigar él mismo y hacer un test de coronavirus a una cabra, una papaya y una codorniz con el sorprendente resultado de que todas esas pruebas dieron un resultado positivo.
Como se dieron cuenta de que Magufuli no era tonto e iba a ser un hueso muy duro de roer, lo intentaron a través de la Unión Europea. La UE decidió enviar en mayo una aportación económica a aquel país de 27 millones de euros cuyo destino debía ser comprar equipo de protección personal (EPP), desarrollar vacunas o medicamentos, pagar las pruebas de Covid y otras medidas destinadas a mitigar la propagación del virus. Es decir, hacer como que el virus existía en aquel país, aunque no hubiera ni rastro de ello.
¿Y qué hizo Magufuli? Se quedó con los 27 millones de euros y justo después declaró su país libre de COVID y dijo que los ciudadanos podían hacer tranquilamente su vida normal sin usar mascarillas ni nada parecido.
Además, sobre las vacunas ha dicho que prefiere investigar con hierbas y métodos tradicionales que con las vacunas: “Todavía no hay planes para importar la vacuna para Covid-19, nuestros expertos en salud y científicos todavía están investigando y realizando ensayos clínicos para las hierbas locales”.
En una reciente reunión del Parlamento Europeo, el parlamentario David McAllister estaba que echaba chispas por el troleo de Magufuli:
“La Unión Europea ha concedido 27 millones de euros del dinero de los contribuyentes europeos para combatir los efectos del COVID en Tanzania. Ahora nos encontramos con un régimen en aquel país que dice que no hay COVID y nos da explicaciones bastante extrañas.
Entonces, una vez más, nos encontramos con un gobierno que se ha negado a seguir las directrices de la Organización Mundial de la Salud, un gobierno que se ha negado a proporcionar estadísticas y al que todavía estamos dando 27 millones de euros.
Me gustaría que informara a los miembros de este comité sobre el dinero que le hemos dado a Tanzania, cuáles fueron los criterios para dar ese dinero y especialmente lo que está sucediendo con ese dinero.
Estamos hablando del dinero de los contribuyentes europeos, no puedo entender cómo se puede dar dinero a un país que, obviamente, no está cooperando de manera decente”.