Las exportaciones al gigante asiático se han duplicado en un año. Suponen el 47% de las ventas de porcino en todo el mundo.
En un año especialmente aciago para las empresas españolas que trabajan en terceros países, las compañías de alimentación se salvaron de la quema gracias a que la adquisición de estos bienes fue considerada de primera necesidad y la compraventa no se ha parado en ningún país del mundo. Las exportaciones de bienes en España cayeron un 10% en 2020, retrocediendo a niveles de 2016, mientras que las de alimentos crecieron un 5%. Y entre estos últimos destacaron sobremanera los buenos resultados obtenidos por los productos cárnicos, con un alza del 16,2% anual.
El cerdo blanco y China están detrás de esa resurrección. Las exportaciones de cerdo blanco tocaron máximos históricos, con 2,9 millones de toneladas vendidas por 7.628 millones de euros. De esa cantidad, 1,39 millones de toneladas (un 47% del total) tuvieron como destino China, cuyas compras se dispararon un 110% respecto a 2019. En este fuerte repunte ha tenido un papel trascendental la fiebre porcina de los primeros meses de 2019 en China, que obligó a sacrificar a una parte importante de la cabaña, y el cierre de mucha industria local en 2020, lo que empujó a distribuidores a recurrir de forma masiva a las compras en terceros países. Un dato que avala ese crecimiento es el hecho de que la cuota de mercado alcanzada por China supera ya el 42,8% registrada por los 27 socios de la Unión Europea.
De esta manera, la carne de cerdo se encaramó al segundo puesto de sectores exportadores dentro del apartado agroalimentario, solo por detrás de las frutas. “Se superaron todas las previsiones que venían anunciando un excelente comportamiento de las exportaciones sectoriales en 2020, sin que en las mismas haya tenido aparentemente incidencia alguna, en términos globales del sector, la pandemia Covid-19”, recalca Daniel de Miguel, director de Internacional de Interporc.
El producto más demandado por los consumidores chinos fueron las carnes frescas, refrigeradas o congeladas, que ascendieron a un millón de toneladas y a 2.533 millones de euros. “Por primera vez en la historia, las exportaciones de carnes frescas, refrigeradas y congeladas superaron la barrera de los dos millones de toneladas (2,13 millones), representando el 71,7% del volumen total y el 74% del valor exportado”.