A pesar de ser el tercer país con más vacunados y los casos bajando diariamente, Piñera mantiene las medidas de cuarentena y Chile ya es el cuarto país con mayores restricciones del mundo, solo superado por dictaduras comunistas.
El portal de la Universidad de Oxford, OurWorldInData, que monitorea una serie de indicadores a nivel mundial, tiene un ranking que muestra la respuesta de los países a la pandemia, en específico sobre las medidas restrictivas.
Al 26 de julio Chile se encuentra en el cuarto lugar dentro de los países que más restringen libertades bajo el argumento de la pandemia, solo es superado por Uganda, Venezuela y Bangladesh.
Lo anterior es aún más preocupante cuando se tiene en cuenta que Chile es de los países con la población más vacunada del mundo, superando el 60%, superado solamente por Emiratos Árabes Unidos o Israel.
Pero a Piñera poco le importa el nivel de contagios o la potencialidad de que la pandemia empeore a la hora de tomar medidas sobre la población. El mandatario, que intenta mostrar un rostro amable y hace creer al mundo que está flexibilizando las medidas, terminando con la cuarentena en la capital de Santiago y en varias zonas del país, está aprovechando la situación para instaurar una dictadura sanitaria en el país, que le permita generar una “paz social” para llegar al fin de su mandato.
El puño de hierro no cede, y muchas actividades económicas continúan prohibidas como los conciertos o eventos deportivos, y el toque de queda no desaparece. Para los chilenos ir a un recital o a un evento deportivo como lo hacen en Europa se ha convertido en una reliquia del pasado, deben contentarse con verlo por televisión.
Si bien se anunció una “apertura de fronteras“, en realidad es solo un espejismo dentro del régimen, porque solo podrán salir los chilenos vacunados, lo que implica que los menores de edad hasta los 14 años no pueden salir del país (la vacuna solo se entrega a mayores de 15). Esto quiere decir que las familias no pueden salir del país si es que tienen un menor de edad.
Expertos señalan que no hay argumentos para mantener esta medida dictatorial. Así lo hizo ver el Decano de Medicina de la Universidad Autónoma de Chile, Jorge Las Heras: “No es suficiente amenaza para mantener a la gente aislada, mantengamos cuidado con la Delta, hagamos la secuenciación de los casos que lleguen, pero no se debe usar como excusa para mantener las fronteras cerradas y la gente encerrada“.
Sumando a lo anterior, el analista de transporte aéreo, Ricardo Delpiano, señaló que las nuevas medidas: “No aportan a la reactivación. Tampoco siguen la experiencia internacional, además de ser discriminatorios con la población. Líneas aéreas en Chile critican la letra chica del Gobierno”.
Por otro lado, recientemente el presidente de la Federación de Empresas de Turismo, Ricardo Marculis, también hizo saber su opinión desde su organización, indicando que “el Plan Frontera Protegida no se comprende con lo que está pasando en Chile actualmente. Tenemos restricciones muy altas pese al gran nivel de vacunación”.
El principal medio aeronáutico de Chile, Aero-Nave, ha estado publicando duras críticas contra el gobierno por las medidas, y sin pelos en la lengua pide “Abran Las Fronteras”.
Líneas aéreas en #Chile critican la letra chica del @GobiernodeChile en la apertura de fronteras. Además establecen que las medidas son discriminatorias y no siguen la experiencia internacional. #AbranLasFronteras https://t.co/wYeVz4a4iL
— Aero-Naves (@aero_naves) July 23, 2021
#Chile Las medidas anunciadas no representan una oportunidad para la reactivación: @GobiernodeChile abre fronteras sólo para personas vacunadas e impone más restricciones a la llegada. #AbranLasFronteras https://t.co/BbPEQh7mhT
— Aero-Naves (@aero_naves) July 22, 2021
La pandemia es la excusa perfecta para aumentar la grasa burocrática inoperante, en eso el régimen de Piñera tiene expertise. Esta semana se ha anunciado la creación de la Unidad Nacional de Control Fronterizo y Vigilancia de Viajeros, dependiente de la Subsecretaría de Salud Pública, y que tiene la tarea de coordinar los organismos responsables del Testeo, Trazabilidad y Aislamiento, además de fiscalizar viajeros y las medidas adicionales que se están implementando.
Hoy los casos activos, según el régimen, rondan los 10.000 (el 0.05% del país, es decir, el 99.05% de los chilenos está sano o superó sin problemas el COVID-19) pero hay un total de 16.000 funcionarios públicos dedicados a llamar por teléfonos para hacer rastreo de la vida privada de esos contagiados, es decir, el gobierno tiene dispuesto 1.6 funcionario por cada contagiado, un régimen de terror y vigilancia a plena luz del día en Latinoamérica.
Hace algunos meses el terror y la propaganda estatal señalaba que la “variante brasileña” era mucho más agresiva que el virus original que salió de Wuhan, razón por la cual se cerraron las fronteras completamente y el puño estatal aumentó su violencia sobre los habitantes del país, sin embargo hoy los casos vienen a la baja, y esta variante, que ahora se llama Gamma, es la mayoritaria en Chile.
Pero los políticos y el régimen no han pedido ni siquiera disculpas por alarmar a la ciudadanía y encerrarla injustificadamente, al nivel de cualquier socialismo del siglo XXI en este continente.
El viernes 23 de julio se llevó a cabo una manifestación contra las políticas restrictivas del régimen, frente a la Casa de Gobierno, la que los medios tradicionales tildaron de antivacunas, en medio una fuerte contingencia no ausente de polémicas por falta de transparencia en los contratos de vacunas Pfizer, Sinovac, y AstraZeneca, además de la ola judicial contra el Ministerio de Salud y Piñera.