Un británico detenido por negarse a llevar una mascarilla en el metro de Singapur, Benjamin Glynn, ha sido internado en un siquiátrico tras calificar de “repugnante” su situación judicial.
Fue detenido el 7 de mayo y juzgado el 19 de julio. Le revocaron la fianza de 2.700 libras esterlinas y se enfrenta a nuevas acusaciones por no llevar la mascarilla en su comparecencia ante el tribunal.
Al comenzar su juicio, Glynn, de 39 años, dijo que no se declaraba culpable ni inocente de los cargos que se le imputaban. “Me niego a ser un esclavo”, añadió mientras los opositores a las mascarillas le apoyaban desde la tribuna del público. “Creo que no tiene sentido que se me juzgue simplemente porque no llevo mascarilla”.
El fiscal Timotheus Koh pidió al tribunal que evaluara el estado mental del padre de dos hijos, y añadió que la familia de Glynn había descrito un “marcado cambio” en sus acciones desde que comenzó la pandemia.
“El comportamiento del acusado en el tribunal habla por sí mismo”, dijo el fiscal, a lo que Glynn respondió en alta voz: “Mi mente está muy clara. Estoy muy despierto. Sé lo que digo”. Afirmó que fue “libre” durante el juicio y añadió que “los cargos no se me pueden aplicar a mí”.
Glynn trabaja en Singapur desde 2017 por cuenta de una empresa británica con sede en el país asiático.
Fue grabado infringiendo la orden de llevar mascarilla antes de que los policías le localizaran después de que el vídeo se hiciera viral. El acusado dijo que desde entonces su familia había regresado a su casa en Leeds sin él. “Quiero dejar el país de todas formas, sólo déjenme ir”, dijo.
Glynn, que no contó con un abogado que le defendiera, se refirió a Abdul Rashid Abdul Rahman, que originalmente era su defensor, como su “consejero legal”. Pero el juez Eddy Tham prohibió a Rahman defender a Glynn porque no estaba legalmente cualificado.
El juez ordenó que Glynn fuera ingresado en el Instituto de Salud Mental para su control siquiátrico hasta que el juicio se reanude el 19 de agosto.
Mientras se lo llevaban, el acusado gritó que la policía lo había perseguido “como una manada de animales” y que la decisión judicial “no es justa”.
Las acusaciones contra Glynn incluyen tres delitos, dos de molestias y desórdenes públicos, en virtud de la Ley de Medidas de Emergencia contra la pandemia. Un cuarto cargo se refiere a su decisión de renunciar a la mascarilla fuera del edificio del tribunal.
La acusación de molestias conlleva una pena máxima de cárcel de un año y una multa de hasta 2.600 libras, mientras que la condena por infringir las restricciones de la pandemia podría suponer una pena de seis meses y una multa de 5.300 libras.