El alumno no tendrá opción de recuperar las asignaturas suspensas y los profesores serán quienes en conjunto decidirán si debe pasar de curso o no.
Si los profesores se plantaron frente a la exministra de Educación, Isabel Celaá, cuando hace unos meses anunció que los alumnos de educación primaria y secundaria podrían pasar de curso aún teniendo varias asignaturas suspensas. Ahora, con la eliminación de los examénes de recuperación en la ESO que ha anunciado el Ministerio, bajo el mando de Pilar Alegría, el enfado de los docentes es mayúsculo, según manifiestan varios de ellos a EL ESPAÑOL.
Esta última norma se recoge dentro del real decreto por el que se pretende regular la evaluación, promoción y titulación en la Educación Primaria, Secundaría (ESO), Bachillerato y Formación Profesional (FP), y que el Consejo de Ministros aprobará en las próximas semanas.
El escenario es el siguiente. Las pruebas de recuperación, que hasta ahora habían sido en septiembre aunque muchas comunidades las han ido trasladando a junio, desaparecerán dejando en manos del equipo docente las decisiones sobre promoción y titulación. En otras palabras, no se dará opción al alumno de recuperar las materias suspensas y los profesores decidirán directamente si pasa de curso o no.
Así, según reza el texto del real decreto, los estudiantes de ESO podrán aprobar el curso cuando los profesores consideren que la naturaleza de las materias no superadas “les permite seguir con éxito el curso siguiente y se estime que tienen expectativas favorables de recuperación”. En cualquier caso, se asegura que “promocionarán quienes hayan superado las materias o ámbitos cursados o tengan evaluación negativa en una o dos materias”.
De este modo, el Ministerio quiere que las medidas se tomen antes de que el alumno suspenda, por ejemplo con clases de refuerzo, y que una calificación negativa no sea un criterio definitivo para repetir o no gradurarse.
“Es absurdo”
Absurdo. Es el adjetivo que utiliza Juan Tabernas, profesor de Educación Física en un instituto de Madrid, cuando trata de definir la medida que ha heredado y pondrá en funcionamiento la ministra Pilar Alegría. Este docente argumenta que el decreto insiste en una “evaluación continua, formativa e integradora”; pero, sin exámenes “¿cómo va a ser esa evaluación?”, se pregunta. “Una parte fundamental de la evaluación son las pruebas, pero sin ellas ¿qué pasa?”. “Cuando un alumno o alumna suspende se le intenta echar una mano de cara a la recuperación, se le da más tiempo, puede esforzarse más… pero sin eso ¿cómo vamos a saber si merece aprobar o no?”, sostiene Tabernas.
Esa decisión, en cualquier caso, quedará en manos de la junta de la evaluación. Un escenario del todo confuso, según señala este profesor. “He estado en miles de juntas de evaluación y yo, como profesor, no concibo que una persona que ha suspendido la asignatura durante todo el curso, pase al siguiente. No sé cómo se va a hacer. Y si se le aprueba, se le está haciendo un flaco favor, no estará bien preparado de cara a Bachillerato o la universidad. Eso sí, el titular de que el Gobierno consigue reducir el fracaso escolar quedará muy bien”, ironiza.
Parecido es el planteamiento de Carmen Bongo, profesora de Dibujo en la ESO. Para ella, la evaluación final extraordinaria es una forma de premiar el esfuerzo del alumnado. “Hay niños y niñas que por la circunstancia que sea no llegan a aprobar, pero con una oportunidad más sí lo hacen. Ante eso, el profesor se esfuerza, trabaja, les orienta de cara al verano y después se les premia….”, explica.
Sin embargo, ahora, esa posibilidad desaparecerá. “Para nosotros la nota es algo importante para presionar, motivar y después premiar, todo va en la calificación, y sin ella yo no veo ningún tipo de sentido a la evaluación”, coinciden estos dos profesores y representantes sindicales de ANPE.
Regalar asignaturas
Gregorio Marlasca, no obstante, va un paso más allá. Él es profesor de francés y sostiene que al igual que pasar de curso a los alumnos con suspensos, eliminar las recuperaciones de septiembre es, directamente, “regalar las asignaturas”. “Se lo vamos a facilitar tanto, que al final se lo vamos a regalar todo. Los alumnos deben saber que no pasa absolutamente nada por suspender y recuperar en el mes de septiembre”. Además, esta norma, insiste, “minusvalora la figura del profesorado porque el alumno llegará a la conclusión de que haga lo que haga, siempre aprobará”.
Por otro lado, este docente admite que, desde hace algunos años, en septiembre pocos son los alumnos que aprueban. El motivo, según él, es que no ponen interés; mientras que para otros, aunque muy pocos, sí es útil esa convocatoria. “Sin esas pruebas será dificil mostrarles las consecuencias que existen si no estudian”, concluye.
Frente a estos tres postulados, en cambio, Raúl, profesor de Biología y Geología en la ESO, sí defiende lo que propone Educación, aunque “como toda gran reforma, haga tambalear cimientos que estaban arraigados en los anteriores modelos”.
“Si nos vamos a la raíz de la evaluación, no solo se trata de medir sino de poner en valor, dar valor a un proceso continuo. Un sistema educativo basado en la atención a la diversidad debería de contar con instrumentos que permitan observar el grado de consecución de objetivos y de competencias para la vida de manera continua, y no solo en momentos puntuales, como son los exámenes”, sostiene este docente.
CCAA
La duda que queda por despejar es si las comunidades autónomas tendrán capacidad de decisión a la hora de aplicar o no dichas normas en la evaluación, promoción y titulación de los alumnos.
Por el momento, el ministerio de Educación se ha limitado a señalar que los borradores todavía no están terminados. No obstante, algunas CCAA sí se han pronunciado. Aquellas bajo mandato socialista, como Aragón, Canarias, Extremadura, Baleares, la Comunidad Valenciana o Nanarra, han respaldado la propuesta e incluso en algunos casos han trasladado ya a los centros educativos que la convocatoria extraordinaria desaparecerá para que no la incluyan en el curso presente.
No la apoyarán, en cambio, la Comunidad de Madrid, Castilla y León, Galicia, País Vasco, Andalucía y País Vasco. De hecho, el consejero de Educación de la CAM, Enrique Ossorio, ha dejado claro que Madrid hará todo lo posible dentro de sus competencias para que no desaparezcan.
“Estamos totalmente en contra de eliminar exámenes. Es una propuesta que entra dentro de la dinámica del Ministerio de Educación y el de Universidades, de ir contra la escalera social que es la educación, contra el mérito y el esfuerzo”, ha apuntado Ossorio.