El gobierno espera un desplome sin precedentes en la recaudación de impuestos

Crash

Los recaudación en 2020 se retrotraería como mínimo a niveles de 2016, con un desplome de 50.000 millones.

En un entorno en el que las previsiones económicas son cambiantes (normalmente a peor, debido a la hibernación a la que está sometido el tejido productivo por la crisis del coronavirus), el Gobierno envió a la Comisión Europea unas previsiones económicas que tienen cada vez menos visos de cumplirse, sobre todo en el capítulo de ingresos públicos.

Así lo indica la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) que pronostica que, en el mejor de los escenarios (es decir, que el confinamiento no se tenga que retomar), los ingresos públicos caerán 20.400 millones más que lo previsto por el Gobierno.

De esta manera, dado que el Gobierno había estimado que en un principio la reducción de ingresos públicos sería de 25.700 millones, la pérdida recaudatoria total podría llegar a ser de más de 46.000 millones.

Así, si el Ejecutivo estima una caída de los ingresos públicos del 5,3%, la Autoridad espera que la reducción sea de entre un 7,9% y un 11,5%, dependiendo de si se mantiene la situación actual o de si el confinamiento de la población se tiene que retomar en el próximo otoño, por un rebrote del virus.

La AIReF, en su informe sobre el Plan de Estabilidad enviado por Moncloa a Bruselas, explica que, con estas cifras sobre la mesa, los niveles de ingresos en 2020 se retrotraerían a los niveles de “entre tres y cuatro años antes de la crisis sanitaria”.

Nueva realidad

“Los ingresos serán los más afectados por la nueva realidad económica tras la pandemia al debilitarse las principales bases sobre las que se sustentan: empleo, salarios, consumo, inversión y beneficio empresarial, lo que provocará una fuerte pérdida de recaudación tributaria, de ingresos por cotizaciones y de otros recursos”, precisa el ente.

El impacto tributario será inaudito. El IRPF se llevará uno de los principales ‘palos’. La AIReF prevé un descenso de la recaudación de este impuesto de entre un 6,6% y un 9,9%, frente al 2,4% previsto por el Gobierno en su Plan de Estabilidad.

Sin embargo, el escenario será catástrófico para el Impuesto sobre Sociedades. Si bien este tributo ya registró un importante descenso en 2019 (por encima del 4%), el impacto del Covid-19 llevará a caídas de entre un 16,8% y un 26% frente al 8,7% previsto por el Ejecutivo. Es decir, más del doble.

El IVA no escapa a esta tendencia. Mientras que el Gobierno pronostica una caída del del 5,2%, la AIReF espera un descenso de recaudación en torno al 11% y el 16%. Por otro lado, a pesar de que el descenso esperado de los impuestos especiales es de un 6,7%, la Autoridad vaticina que estará entre un 10% y un 12%.

Gasto público

Cabe recordar que tampoco en el pronóstico de gasto coinciden la AIReF ni el Gobierno. Mientras que el Plan de Estabilidad recoge unos 30.700 millones de euros, el ente calcula, como mínimo, unos 37.700 millones. ¿A qué se debe esta diferencia? Esencialmente a que el Gobierno se quedó corto, y mucho, en su cálculo de medidas por parte de las comunidades autónomas.

En el caso de las regiones, donde el Ejecutivo calcula 634 millones, la AIReF vaticina diez veces más, unos 6.654 millones, que se estarían dedicando a financiar el frente sanitario contra el Covid-19.

De ahí que el déficit público vaya a rondar casi el 11% del PIB este año y el 13,8% del PIB el próximo, dependiendo de si el escenario es más optimista o más pesimista. Ambas previsiones, por encima de lo previsto por el Ejecutivo. Respecto a la deuda pública, la AIReF espera que crezca hasta el 122% del PIB en 2020 y que siga aumentando en 2021 a pesar de la recuperación hasta el 124%.

Y esto sin haber introducido en estos cálculos el impacto del ingreso mínimo vital que se aprobará en este mes, que tendrá un impacto de unos 3.000 millones de euros anuales. Ante este escenario, no es de extrañar que el Gobierno ya baraje subidas tributarias para compensar el desequilibrio fiscal. El alza de impuestos se antoja inevitable.

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