El turismo se había convertido en la ‘exportación’ más importante para España. La sequía de turistas extranjeros puede tener un impacto del 5% del PIB. En países como Italia o Francia, el turismo juega un papel muy inferior.
Raro es el día que no se hace alusión al impacto del covid-19 en el turismo en los medios. Millones perdidos, empresas que cierran, despidos… Todos estos datos sueltos son desoladores y una dura realidad. Aún así, quizá no llegan a reflejar el impacto real que están teniendo sobre el agregado de la economía, algo que está marcando la diferencia entre la recesión que vive España (mucho más profunda) y la que viven los otros grandes países de la zona euro. El turismo era nuestra ‘exportación’ más valiosa, generando un fuerte superávit en la balanza de servicios. Analizando este parámetro se puede ver cómo el colapso del turismo hace mucho más daño a la economía española que a la francesa o la italiana, pese a que estos países reciben una cantidad similar o mayor de turistas cada año.
El superávit en la sub-balanza de turismo y viajes en España fue de 46.000 millones de euros en 2019, nada más y nada menos que el 4% del PIB (ingresamos más de 71.000 millones, a lo que hay que restar los 24.900 millones que los españoles gastamos fuera). El gasto de los turistas extranjeros en España se contabiliza como una exportación, mientras que el gasto que hacemos los españoles en el exterior supone una importación.
España es el mayor ‘exportador’ de turismo entre los grandes de Europa, mientras que Alemania es el mayor ‘importador’, los alemanes gastan mucho más fuera de su país de lo que los extranjeros consumen cuando vistan Alemania. Este hecho también sirve de ayuda durante la crisis del covid al país bávaro, puesto que esos alemanes que se marchaban fuera se han quedado en Alemania apoyando el consumo interno durante los meses de verano.
Todo ello queda reflejado en la balanza de turismo y viajes como se puede ver en el gráfico del banco americano JP Morgan. El peso del turismo en el PIB español supera el 12%, no obstante ahí se recoge incluso tanto al turista nacional como al extranjero. Los analistas de JP Morgan explican que el sector turístico no está bien definido en los datos económicos, principalmente porque los restaurantes, los hoteles y las instalaciones de ocio pueden ser utilizados por residentes locales y extranjeros, y por empresas. Una forma de tener una idea de la importancia del turismo internacional es a través de la balanza de pagos, que registra los flujos de dinero a través de las fronteras y proporciona detalles sobre cuánto de ese gasto los realizan los viajeros extranjeros.
En 2019, la zona del euro fue un exportador neto de servicios de turismo y viajes de alrededor de 60.000 millones de euros (0,5% del PIB en 2019). Esto oculta enormes diferencias entre países. Alemania es el principal importador de servicios de viajes con 45.000 millones de euros en 2019 (1,3% del PIB alemán), ya que sus residentes gastaron 82.000 millones de euros en el extranjero, mientras que los viajeros extranjeros gastaron solo 37.000 millones de euros en Alemania.
Alemania es una rara avis en Europa, pues casi todos los países de la zona del euro son exportadores netos de servicios de viajes (es decir, actúan como destinos turísticos). Europa es cada vez más, o era, un parque temático para turistas. “En Francia, pese a liderar la llegada de turistas a nivel global, las exportaciones netas de servicios de viajes son solo el 0,4% del PIB, mientras que también son bastante pequeñas en Italia (1% del PIB). Sin embargo, España tiene una exposición mucho mayor, con unas exportaciones netas de servicios de viajes que ascendieron a 46.000 millones de euros en 2019 (casi el 4% del PIB español). Existen exposiciones aún mayores como Portugal (6,2% del PIB) y Grecia (8,3% del PIB)”, explican los expertos de JP Morgan.
Mientras que en España la sequía de turistas provenientes del exterior ha generado un vacío enorme en la economía y, sobre todo, en el sector del turismo, en Alemania el golpe apenas se nota: “La reducción del déficit de los servicios turísticos o de viajes en Alemania está proporcionando cierto apoyo al sector turístico nacional. Habiendo caído a alrededor del 10% en abril, las pernoctaciones en hoteles alemanes se han recuperado hasta alcanzar alrededor del 75% del nivel visto en enero-febrero (antes del covid). Este movimiento ha estado impulsado por las pernoctaciones de turistas alemanes en Alemania, que se encuentran ya al 85% de su nivel previo, mientras que las pernoctaciones de turistas extranjeros todavía están un 50% por debajo de lo normal”, destaca el informe de JP Morgan.
¿Cómo afecta todo ello al PIB?
Los analistas de JP Morgan explican que el principal modelo macroeconómico usado por el Banco de España sugiere que si la actividad turística extranjera cae a cero durante un mes, reduce el PIB español en un 0,4%. Si esto persiste durante un año y asumimos un impacto lineal, el arrastre sobre el PIB sería de casi el 5%, mientras que la capacidad del turismo nacional para mitigar la caída del gasto turístico realizado por los extranjeros es limitada, al suponer solo un 40% del gasto turístico total efectuado en España. Además, esta situación podría tener un impacto indirecto en otros muchos sectores también dependientes del turismo, generando un golpe mayor a la economía.
Con todos estos datos, “un impacto del 5% en el PIB español derivado de la caída del turismo extranjero a cero puede ser plausible”. Este resultado puede explicar en parte, la mayor recesión que está experimentando la economía española respecto a la de una buena parte de países de Europa. Las previsiones sobre la economía nacional han ido empeorando a medida que pasaba el verano y se empezaba a dar por perdida la temporada turística. Los rebrotes del covid-19 junto a las prohibiciones de viajar a España por parte de varios países han arruinado el verano y ponen en peligro el resto del año.
En línea con estas previsiones están las últimas presentadas por Funcas. El organismo empeoró en 3,2 puntos porcentuales su previsión de caída del PIB para este año, hasta el 13%, debido al mayor número de contagios y su efecto disuasorio en la llegada de turistas y al impacto en la confianza de los consumidores. En la nota publicada se reconocía que “la crisis del turismo explica las dos terceras partes del recorte y el resto se debe a la mayor incertidumbre sobre la demanda interna”.
Funcas fue más allá del impacto a corto plazo de la pandemia, y advertía en sus previsiones del riesgo de descuelgue de España respecto a Europa a largo plazo. “La contracción de la actividad es una de las más acusadas de Europa debido en parte al peso del turismo y de otros servicios especialmente afectados. Estos sectores representan el 28% del PIB, más que el total de la industria, la construcción y el sector primario”, sentenciaba el informe.
Una buena prueba de cómo la sequía de turistas está alterando el flujo de ingresos y pagos es el último dato de la balanza de pagos. La balanza por cuenta corriente, que mide los ingresos y pagos al exterior por intercambio de mercancías, servicios, rentas y transferencias, registró un superávit de 2.100 millones de euros entre enero y julio, un 84% por debajo del superávit de 13.400 millones del mismo periodo del año anterior, como consecuencia del impacto del covid-19 en los bienes y servicios, especialmente en el turismo.