Desempleo: Con Sánchez e Iglesias en el gobierno se romperán todas las marcas históricas

SEPE Desempleo cola

El buen dato de afiliación de septiembre fue fruto de un verano inusual. Consejo General de Economistas: La tasa de paro superará con creces el 22%. En la zona euro se prevé que el desempleo aumente hasta el 10%.

Ya van ocho meses de intensa crisis económica y la tasa de paro se ha movido más bien poco en la zona euro. Es más, escuchando al Gobierno de España y analizando de forma superficial los datos de afiliación de septiembre en nuestra economía podría parecer incluso que el mercado laboral empieza a carburar para dar inicio a una recuperación del empleo. Por desgracia, todo hace indicar a que esta ‘calma tensa’ es la antesala de la tormenta que azotará al empleo en España y parte de Europa en los próximos meses.

Tras evitar una crisis de liquidez y despidos masivos a través de préstamos blandos y los Ertes, la economía europea y española se enfrentan a una crisis que está siendo más profunda y larga de lo previsto, lo que conllevará, salvo milagro, a un incremento de las insolvencias y, por ende, de la tasa de paro a finales de este año y parte de 2021.

La calma antes de la tormenta

La ‘euforia’ de septiembre, con Yolanda Díaz ministra de Trabajo, desvelando que el dato de afiliación era el mejor en décadas incluso un día antes de su publicación, ha podido generar una euforia que no se corresponde con la realidad y mucho menos con lo que está por venir. Las cifras oficiales esconden 2,5 millones de parados ocultos en España, que pronto podrían comenzar a ser parados oficiales.

Los expertos de Fedea reducen el optimismo y explican en su último boletín sobre la crisis que “el mercado de trabajo sigue funcionando a medio gas en comparación con años recientes. La reactivación de los trabajadores en Erte se ha frenado, las altas y bajas de afiliación y las contrataciones no llegaron al 80% de las registradas en el 2019. Las altas y bajas del paro también muestran un menor dinamismo que en años anteriores”.

La realidad es bien diferente. Septiembre suele ser un mes de gran destrucción de empleo por la elevada estacionalidad de la economía española, muy dependiente del turismo. Sin embargo, este verano tan singular ha dejado una dato de empleo en septiembre igual de singular, que pese a haber sido anunciado a bombo y platillo no es demasiado representativo. “De esta forma, la caída del paro tan inusual en el mes de septiembre se puede explicar por menores flujos de entrada como resultado de la congelación de la contratación temporal de corta y media duración en primavera y su escasa recuperación en verano”, señalan desde Fedea.

“Por otra parte, en el mes de septiembre se ha acelerado el crecimiento del paro de larga duración, que no ha cesado de aumentar desde el inicio de la pandemia. Finalmente, la reciente Encuesta de Población Europea muestra que España ha encabezado el ranking de destrucción de la ocupación en el segundo trimestre. Este hecho se produjo a pesar de haberse realizado un notable esfuerzo en mantener el empleo con los Erte y las prestaciones extraordinarias por cese de actividad y para los trabajadores fijos discontinuos”, sentencia el informe de la fundación.

Lo peor puede estar por venir

Pese a que los datos ya de por sí no son tan buenos como parecen, esta calma tensa puede terminar convirtiéndose en un aumento importante del desempleo en los próximos meses. La situación crítica por la que pasan miles de empresas podría desembocar en un mayor número de insolvencias y cierres que lleven a miles de trabajadores a engrosar las listas del paro, pese a los esfuerzos del Gobierno a través de la extensión de los Erte. “La prorroga de los Ertes únicamente en determinadas circunstancias va a ocasionar que aumenten las cifras oficiales de desempleo, dado que hasta ahora los empleados acogidos a Erte no constan como desempleados. En este sentido se mantiene la previsión de paro a final de año entre el 20-22%”, señalan desde el Consejo General de Economistas en un observatorio.

Por otro lado, la aseguradora alemana Allianz vaticinaba este verano que Europa iba a sufrir un considerable aumento en el número de insolvencias en la mayoría de los países. Así, prevé que la mayor parte de estas se produzcan entre finales de 2020 y el primer semestre de 2021 y de manera desigual, en gran medida, entre otras cuestiones, como resultado de las condiciones iniciales, así como de las diferentes estrategias de reapertura tras el confinamiento, el tejido productivo y las medidas de política de emergencia que se puedan aprobar para evitar esas bancarrotas. Estas previsiones destacaban que los mayores aumentos (respecto a 2019) se registrarán en los EEUU (57% para 2021), Brasil (45%), China (20%) y países europeos como el Reino Unido (43%), España ( 41%), Italia (27%), Bélgica (26%) y Francia (25%).

Las insolvencias suelen venir de la mano de un aumento de la tasa de paro, que llegaría también entre finales de este año y comienzos de 2021. En el caso de España, los expertos de Crédito y Caución creen que la avalancha de concursos de acreedores se producirá en 2021, puesto que el Gobierno ha aprobado un decreto ley por el cual congela los concursos de acreedores hasta el 31 de diciembre de este año. Los gobiernos han ido adoptando medidas que podrían funcionar si la crisis hubiera sido rápida y corta, pero viendo la evolución del virus y de la economía, estas actuaciones simplemente retrasarán lo inevitable o incluso podrían agravar la situación al dificultar el ajuste que necesitan implementar muchas empresas. Desde Crédito y Caución colocan a España a la cabeza del crecimiento de las insolvencias acumuladas en 2020 y 2021, con un aumento del 87%.

Ryan Banerjee, Enisse Kharroubi y Ulf Lewrick, economistas del Banco Internacional de Pagos (BiS por sus siglas en inglés), explican en un trabajo que “la ola de quiebras en la recesión del covid-19 aún no se ha materializado, debido en parte al apoyo de las políticas, pero también refleja el desfase inherente entre las caídas del PIB y las insolvencias”. No obstante, estos expertos, al igual que el Bundesbank alemán, aseguran que las quiebras terminarán llegando antes o después ante la debilidad de la economía y la expansión de la segunda ola de covid.

Los expertos del BiS comentan que “las quiebras pesan mucho en los mercados laborales. El desempleo generalmente aumenta tres veces más si una caída del PIB va acompañada de un aumento de quiebras de tamaño similar… A pesar de que el crecimiento de las quiebras en varias economías ha sido aún muy limitado, puede ser solo cuestión de tiempo, dada la magnitud del shock esto propiciará un aumento el desempleo. En particular, las quiebras y el desempleo podrían aumentar una vez que las autoridades comiencen a retirar el apoyo”.

La cuestión es cuándo comenzarán los gobierno a retirar la respiración asistida a las economías. Esta es una pregunta muy importante. Por un lado, mantener el apoyo supone proseguir con el disparatado auge de la deuda pública, pero por otro lado resulta difícil retirar la respiración asistida a un paciente que no puede vivir sin ella. Retirar una parte de la vasta red de medidas que están apoyando el empleo y a las empresas llevará de forma irremediable a un crecimiento exponencial de las quiebras y del desempleo, una reasignación de recursos dolorosa pero quizá necesaria si se quiere pensar a largo plazo. No hacerlo engordará aún más los niveles de endeudamiento público y la economía se convertirá en una especie de zombi, con empresas zombi y trabajadores zombi.

“Independientemente del apoyo de las políticas, las quiebras y el desempleo históricamente han ido por detrás de la evolución del PIB. Alcanzan su punto máximo alrededor de un año después del impacto inicial del PIB y permanecen elevados durante al menos otros dos años… Además, las quiebras y el desempleo podrían reforzarse mutuamente. De una forma clara se puede decir que las quiebras incrementan el desempleo por encima del impacto del PIB. En las economías avanzadas, el desempleo suele aumentar en aproximadamente en 0,4 puntos porcentuales dos años después de una caída de una desviación estándar en el crecimiento del PIB. Pero el aumento puede ser hasta tres veces, o 1,2 puntos porcentuales, mayor cuando la caída coincide con un aumento de quiebras de similar magnitud”, aseguran los expertos del BiS.

“El gran riesgo para el mercado de trabajo es que cientos de miles de personas que actualmente están en Erte pasen a estar en un Expediente de Regulación de Empleo (Ere) y, en consecuencia, pierdan su empleo definitivamente”, explica el economista Javier Santacruz.

Aunque la situación en España es bastante más grave que en el resto de Europa, dada la elevada vulnerabilidad del tejido productivo al covid, se prevé que algo similar suceda en gran parte de los países de la zona euro. Si se atiende a las previsiones que están realizando instituciones financieras y organismos, se prevé que la tasa de paro en la zona euro aumente desde el 8% actual hasta el 10%, unos niveles que se mantendrán en 2021 y parte de 2022. No obstante, será una decisión política al final la que determine si hay que mantener la respiración asistida y seguir ocultando a millones de parados y de empresas insolventes debajo de la alfombra o si por el contrario hay que enfrentarse a la nueva realidad que ha venido de la mano del covid.

El Economista