Alega que el Covid-19 es un producto modificado en un laboratorio, que se puede crear en aproximadamente seis meses. Tambien considera que “la pandemia actual es el resultado de una guerra biológica”.
La doctora Li-Meng Yan, viróloga que trabajó en la Escuela de Salud Pública de Hong Kong, ha publicado un nuevo artículo donde define al SARS-CoV-2, también conocido como Covid-19, como “un arma biológica sin restricciones”. En el análisis en el que también han colaborado los expertos Shu Kang, Jie Guan y Shanchang Hum se hace referencia a “un fraude científico organizado a gran escala” para justificar sus conclusiones.
Según el documento, publicado en el portal Zenodo, se deben considerar dos posibilidades para explicar el origen del coronavirus: su evolución natural o la creación en un laboratorio. En un estudio previo, Li-Meng Yan y su equipo refutaron la posibilidad de que el Covid-19 fuera fruto de la evolución natural y defendieron que éste fue el resultado de una modificación llevada a cabo en un laboratorio.
No obstante, esta teoría sigue siendo minimizada o incluso repudiada, según indican los autores, ya el origen natural del SARS-CoV-2 estaría respaldado por otros nuevos coronavirus dados a conocer después del inicio del brote. En este sentido mencionan el de murciélago RaTG13 y RmYN02, además de una serie de coronavirus del pangolín, como algunos que comparten una secuencia casi homóloga con el SARS-CoV-2, lo que apoyaría la posible evolución natural del Covid-19.
Sin embargo, esta viróloga asegura que tras analizar en profundidad los datos disponibles y la literatura existente se puede demostrar que estos “nuevos coronavirus animales no existen en la naturaleza y sus secuencias han sido fabricadas”.
De esta forma su equipo considera que la teoría natural de la evolución del Covid-19 es infundada y su nuevo estudio apoya que el SARS-CoV-2 “es un producto modificado en un laboratorio, que se puede crear en aproximadamente seis meses utilizando un virus modelo propiedad del Ejército Popular de Liberación chino”. No solo eso. El hecho de que se hayan fabricado datos para encubrir el verdadero origen del SARS-CoV-2 revela “la escala y la naturaleza coordinada de un fraude científico” que expone “el grado de corrupción en los campos de la investigación académica y la salud pública”.
Yan considera que es importante destacar que si bien el SARS-CoV-2 cumple con los criterios de un arma biológica del Ejército Popular de Liberación chino, su impacto es mucho mayor de lo esperado para un arma biológica al uso. También recalca cómo la liberación de este patógeno debería haber sido intencional en lugar de accidental.
“Por lo tanto, consideramos el SARS-CoV-2 como un arma biológica no restringida y la pandemia actual es el resultado de una guerra biológica. Además, sugerimos que se lleven a cabo investigaciones sobre el gobierno y las personas sospechosas y que los responsables rindan cuentas de este brutal ataque contra la comunidad mundial”, concluye.
Esta viróloga, que afirma haber realizado algunas de las primeras investigaciones sobre el Covid-19 el año pasado, ha acusado previamente a Pekín de mentir y de intentar cubrir su trabajo sobre este asunto.
En abril, Yan huyó de Hong Kong temiendo por su seguridad con rumbo a Estados Unidos para crear conciencia sobre la pandemia. La viróloga alegó que sus antiguos supervisores en la Escuela de Salud Pública de Hong Kong, un laboratorio de referencia de la Organización Mundial de la Salud, la silenciaron cuando dio la alarma sobre la transmisión del virus entre personas en diciembre del año pasado.
También afirmó que antes de salir de China, sus estudios sobre el virus fueron eliminados de las bases de datos del gobierno. El laboratorio ha negado que Yan “haya realizado alguna investigación sobre la transmisión de persona a persona” del coronavirus y recalcó que sus afirmaciones “no tienen base científica”.
Yuan Zhiming, director del Instituto de Virología de Wuhan, ha negado anteriormente las acusaciones de que la COVID-19 se propagó accidentalmente desde sus instalaciones. Por su parte, un grupo de virólogos de California publicaron hace meses un artículo donde describen la secuencia genética del virus que, según dicen, prueba que “el SARS-CoV-2 no es una construcción de laboratorio ni un virus manipulado a propósito”.