Los formularios públicos de ayudas y subvenciones, a examen: el 97% son incomprensibles para el ciudadano

Burocracia

El formulario del Ingreso Mínimo Vital usa un lenguaje “retorcido”. Sólo el 15% de los textos relativos al covid-19 resultan comprensibles. Los únicos que aprueban son los formularios relativos a la violencia de género.

Un 78% de los textos administrativos no son claros, y el 97% de los formularios para la solicitud de ayudas, becas y subvenciones como el Ingreso Mínimo Vital resultan en su mayoría incomprensibles y rebuscados para el ciudadano. Estas son algunas de las conclusiones del estudio ‘¿Habla claro la administración pública?’, en el que se han analizado 760 textos administrativos, a los que se ha sumado un cuestionario a veinte técnicos de la Administración Pública y entrevistas a expertos en diferentes disciplinas.

Este estudio ha sido realizado por la consultora Prodigioso Volcán dentro de sus proyectos de Comunicación Clara, consistentes en la aplicación de inteligencia artificial a la lengua española con el objetivo de transmitir de forma fácil y transparente información relevante para la ciudadanía por cualquiera de los diferentes canales actuales -papel, teléfonos móviles, ordenadores y otros dispositivos-.

El formulario del Ingreso Mínimo Vital usa un lenguaje “retorcido”

Los textos analizados en el estudio  procedían de 14 ministerios, 12 comunidades autónomas, once ayuntamientos, seis universidades y cuatro organismos estatales.

El formulario para la solicitud del Ingreso Mínimo Vital ha sido uno de los analizados en la investigación. Solicitar la prestación económica recientemente aprobada por el Gobierno implica cumplimentar 22 páginas con más de 7.000 palabras en las que predomina “un lenguaje formal y retorcido cuyo tiempo de lectura, que no de comprensión, serían 25 minutos”, según ha explicado Itxaso Recondo, responsable de Comunicación Clara en Prodigioso Volcán.

Respecto a los temas sobre el covid-19, solo el 15% de los textos analizados resultan comprensibles. Las medidas obligatorias para la ciudadanía, como son el uso de mascarillas, restricciones, vuelta a las aulas, seguridad laboral, no llegan con claridad, de manera que provocan desconcierto y recelo, según los expertos que han participado en el estudio.

Los únicos textos que aprueban son los que hablan sobre violencia de género: el 92% son claros, tienen un tono amable y se dirigen a las personas afectadas

Aquellos que pretenden solicitar un informe de vida laboral, renovar el paro, darse de alta en la Seguridad Social o registrarse en la sede electrónica del SEPE se topan con un proceso complicado en el que el 85% de los textos sobre empleo no son claros.

Otros trámites habituales como la inscripción de defunción, nacimiento o matrimonio, la solicitud del DNI o el empadronamiento “no son fáciles de entender”, según concluye el trabajo.

Los únicos textos que aprueban son aquellos que hablan sobre violencia de género. De hecho, el 92% han resultado claros, puesto que utilizan una voz cercana, un tono amable y se dirigen directamente a las personas afectadas.

Webs poco accesibles para mayores y discapacitados

En cuanto a la accesibilidad de las webs, 11 de los veinte técnicos que participaron en los cuestionarios admitieron que las páginas webs de sus departamentos “no eran accesibles para personas mayores y con discapacidad.

Leticia de Frutos, representante del Ministerio de Educación en la presentación del estudio, ha explicado cómo la administración en la que trabaja detectó en su día un problema de comprensión en el proceso de solicitar becas y cómo han solucionado el problema renovando la web. “Partiendo de la idea de querer ser más claros con los estudiantes que van a solicitar una beca, decidimos renovar la web. Sabiendo qué queremos contar y lo que necesitan, hemos creado una web ágil, clara e intuitiva, con la que hemos dado un paso más a la democratización del derecho a las becas que la gente necesita”, ha indicado.

La redacción de los textos no se dirigen a los ciudadanos sino a los propios técnicos de la administración con el uso de la voz pasiva, palabras poco comunes, mala puntuación y exceso de referentes normativos

Josep María Flores, jefe del área de Impulso de la Mejora de los Servicios Digitales de la Generalitat de Catalunya, lleva años trabajando para clarificar el lenguaje administrativo. Ha recordado que durante la pandemia “quien más y quien menos se ha puesto al día, con el efecto coronavirus una gran parte de la sociedad ha tenido su primera experiencia de tramitación electrónica y han descubierto que no están a la altura de todos los trámites digitales que la sociedad utiliza”.

El estudio concluye que la Administración “no involucra a la ciudadanía en el día a día de sus comunicaciones” y existe una insatisfacción y un distanciamiento con la sociedad al no responder a las necesidades que demandan las personas.

“Así, la redacción de los textos no se dirigen a los ciudadanos sino a los propios técnicos de la administración con el uso de la voz pasiva, de palabras poco comunes, mala puntuación y exceso de referentes normativos”, concluye el trabajo sobre el lenguaje en la administración.

El Economista