Hacienda pierde 2.200 millones por la caída del consumo de carburantes y alcohol

Agencia tributaria

La caja obtenida por los grandes impuestos siguió reduciéndose por noveno mes consecutivo, últimos datos disponibles, por la llegada de la segunda ola de la pandemia y a la espera ahora de los efectos de la tercera.

El coronavirus ha infectado también a los ingresos públicos, que vuelven en términos nominales a los niveles de 2016. La factura del confinamiento a las arcas públicas supone hasta noviembre un descenso recaudatorio de casi 18.000 millones de euros (180.000 millones totales frente a los 198.000 en 2019), es decir, baja un 9%. La caja obtenida por los grandes impuestos siguió reduciéndose por noveno mes consecutivo, últimos datos disponibles, por la llegada de la segunda ola de la pandemia y a la espera ahora de los efectos de la tercera. En todo caso, se observa que se ha parado la atenuación de la caída del conjunto de los ingresos que se había detectado a finales del verano.

El descenso del empleo y del consumo se percibe sobre todo en la caja del IVA y del Impuesto de Sociedades. Pero sigue siendo espectacular, sobre todo en términos relativos, la caída en los Impuestos Especiales como consecuencia de la menor movilidad de los ciudadanos y los efectos directos del confinamiento perimetral de las autonomías. ¿Las causas? Además de la pérdida general de actividad, es obvio que se usa menos el coche para desplazarse y se consume por tanto menos gasolina y gasóleo. Además, las restricciones de apertura y de aforo de bares y restaurantes, y de la hostelería en general, están afectando a la recaudación procedente del alcohol y la cerveza. Y, por si fuera poco, el cierre de muchos establecimientos comerciales y hosteleros están detrayendo también ingresos a las arcas públicas procedentes de las retenciones practicadas a los alquileres de los locales comerciales. Sólo estas figuras tributarias están reduciendo en 2.224 millones los ingresos respecto a los que se registraban hace un año en el acumulado anual hasta noviembre. Es decir, el fisco recaudó en los once primeros meses del año de 2019 cerca de 15.000 millones por los impuestos sobre los hidrocarburos, alcohol, cervezas y retenciones de arrendamientos, y en 2020 la caja total no llega a 12.800 millones.

En concreto, la recaudación por hidrocarburos es un 15,6% más baja en el acumulado (desde enero hasta noviembre) que la de hace un año con una pérdida neta de 1.759 millones de euros. Los ingresos totales se sitúan en 9.535 millones frente a los 11.293 millones en el anterior ejercicio fiscal. En el mismo periodo de 2019 la caja crecía a un ritmo del 9,5% respecto a 2018. En marzo, cuando se decretó el confinamiento, los ingresos crecían un 2,7%, pero llegaron a bajar hasta el 19,2% en julio.

La presencia de la segunda ola en este consumo es evidente ya que en noviembre, respecto al mes anterior, los ingresos cayeron un 12,4%. Lo que confirma el menor uso de los coches, sobre todo para el desplazamiento a otras regiones, aunque algunos ciudadanos de las grandes ciudades han decidido usa el vehículo en lugar del transporte público para evitar el contagio. En todo caso, el precio de los carburantes es ahora algo más barato que hace un año (en el entorno del 10%), pero su menor coste no ha servido para que aumente el consumo precisamente por el confinamiento y la falta de movilidad.

Consumo de alcohol

Por su parte, el menor consumo de alcohol por el confinamiento de la hostelería (aunque ha aumentado en los hogares) ha propiciado una caída de la recaudación del 22,6% en este periodo, es decir, 164 millones menos (560 millones de ingresos totales frente a los 724 millones de hace un año). Se trata del mayor descenso desde el inicio de la pandemia (en marzo su crecía a un ritmo del 2,1%). Se debe también a la segunda ola y a la decisión de las autonomías de aumentar las restricciones en el sector. En tasa mensual se situó en el -30,4%, pero llegó a alcanzar en junio el -41,5%. El consumo de cerveza también se ha resentido ya que baja un 7,9% (283 millones recaudados frente a los 307 millones en 2019). Hasta junio era positiva la recaudación (5,2%) y en agosto, en pleno verano, descendió un 11,1%.

Como consecuencia de una menor actividad, y también de la reducción del precio de los alquileres durante los meses del confinamiento e incluso posteriores, las retenciones por el arrendamiento de los locales comerciales ha caído un 7,5% en el IRPF en el caso de autónomos y pequeños empresarios (142 millones menos) mientras que la contracción en el Impuesto de Sociedades ha sido del 15% (135 millones menos). Es decir, los ingresos totales se han acercado a los 2.300 millones frente a los 2.700 millones del mismo periodo del año pasado. El ritmo de crecimiento en marzo era del 2,7% y alcanzó el mayor decrecimiento en julio (-16% de media entre ambos impuestos).

A estas pérdidas recaudatorias hay que sumar otras significativas relacionadas también con impacto del coronavirus: los ingresos fiscales por el recibo de la luz ha bajado un 9,9% (126 millones menos) al reducirse el consumo sobre todo empresarial; los del consumo de labores de tabaco han descendido un 3,9% (235 millones menos); un 2,1% (7 millones menos) ha descendido la caja por el gravamen sobre las loterías como consecuencia de la reducción de la participación; y un 22,3% ha caído la aportación a las carcas de los impuestos relacionados con las actividades del juego (11 millones menos). Y por ejemplo, también ha bajado un 23,5% la recaudación por la la tasa radioeléctrica (uso del espacio) o un 51,2% la tasa por el canon de aguas.

La afectación del confinamiento en la factura total de Hacienda es larga. En cuanto a los grandes impuestos, en el IRPF destaca el récord del despeñamiento (-19,2%) de las retenciones sobre el capital (600 millones menos de recaudación) cuando, por ejemplo, subían en marzo a un ritmo del 10,3%. Se aprecia también que han caído hasta noviembre un 32,6% los ingresos procedentes de la liquidaciones practicadas por la Agencia Tributaria (274 millones menos) y a 1.134 millones asciende la caída de los ingresos por liquidaciones practicadas en el Impuesto de Sociedades. No hay mucho que liquidar como se ve ante la usencia de actividad económica o en grave dificultades la que queda.

Mientras, la contribución de los pagos fraccionados por IRPF caen en el IRPF más de 300 millones (-10%) para autónomos y pequeños empresarios y llega al -31,3% en el Impuesto de Sociedades (unos 5.500 millones menos). Por su parte, las retenciones, pagos fraccionados e ingresos a cuenta de los no residentes, se reducen en casi 700 millones. En general el IRPF aguanta (las retenciones del trabajo suben un 1,2%) por la mejora salarial de los funcionarios muy por encima de la inflación, y también de las pensiones, así como por la contención de los despidos en el limbo de los ERTES. Mientras, la recaudación global por el Impuesto de Sociedades cae un 35,4% (7.000 millones menos) y la del IVA, que grava el consumo, se reduce un 12,1% (8.300 millones menos). Antes del decreto de confinamiento crecía a un ritmo del 3,8%.

En todo caso, son números de la segunda ola. La tercera está ya aquí y se hará evidente en las cifras de diciembre que cerrarán el año, aunque al Gobierno parece preocuparle poco el resultado del déficit público de este año. Hacienda también tendrá que apostar por una agilización de la vacuna, y de sus efectos, para que esta factura no se traslade a 2021.

Vozpopuli