Cómo evitar que la salud mental sea la próxima pandemia

Depresión

Han aumentado los cuadros depresivos y de ansiedad durante el último año y en los jóvenes se están viendo más casos de trastornos de la conducta alimentaria.

La pandemia ha paralizado los servicios esenciales de salud mental en el 93% de países del mundo, según un estudio realizado por la OMS en 130 naciones y que fue publicado el pasado mes de octubre. En nuestro país, los datos de Salud Mental España muestran que, en el último año, el 6,4% de la población ha acudido a un profesional de salud mental por algún tipo de síntoma, sobre todo por ansiedad (43,7%) y depresión (35,5%). Más del doble de casos han sido mujeres. ¿Será la salud mental la próxima pandemia, tal y como aseguran numerosos expertos?

“Además de haber aumentado los cuadros depresivos y de ansiedad, ya disponemos de estudios que demuestran que, en jóvenes, han aumentado los trastornos de la conducta alimentaria”, explica la doctora Ana González Pinto, catedrática de Psiquiatría de la Universidad del País Vasco y presidenta de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental (FEPSM).

Pocas semanas antes de que comenzara la pandemia, surgió la idea de elaborar el Libro Blanco de depresión y suicidio, que se presentó el pasado mes de septiembre. Este documento estratégico para la promoción de la salud mental ha sido impulsado por la Sociedad Española de Psiquiatría Biológica (SEPB) con la colaboración de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP) y la FEPSM.

“Cuando se habla de suicidio, siempre hay que hablar de depresión. Comenzamos a redactar los capítulos justo antes del confinamiento y nos pareció importante relacionar los cuadros de depresión y ansiedad con la pandemia. Era, en su momento, un tema de actualidad y es un tema que vemos que será importante”, recalca González Pinto.

Otro motivo para elaborar el documento es que solo en algunas comunidades autónomas cuentan con una estrategia para prevención del suicidio. “Nos parecía importante hablar del tema para cubrir todo el territorio nacional”, añade.

Uno de los aspectos más relevantes del Libro Blanco es la descripción de cómo el cerebro se adapta a situaciones como la nueva normalidad. Un concepto clave en este ámbito es la resiliencia, que es la capacidad que tenemos para superar determinadas situaciones traumáticas como la muerte de una persona querida, una enfermedad o sufrir un accidente.

Como apunta la experta, “hay diferentes estrategias de resiliencia y cada uno tenemos las nuestras, como la organización de nuestras redes sociales, la posibilidad de seguir trabajando gracias a la tecnología o poder hacer más ejercicio físico al no poder tener tanto contacto social”. Debe tenerse en cuenta que hay un porcentaje de la población a los que la pandemia ha afectado más, especialmente los que ya estaban mal. Por ejemplo, las personas que tenían cuadros depresivos, han tenido más riesgo de tener depresión, según datos del estudio MIND/COVID, coordinado por el Hospital del Mar de Madrid.

Así se ha adaptado el cerebro

Pero, ¿cómo se ha adaptado el cerebro a la nueva normalidad? González Pinto pone como ejemplo que si estudiamos música por primera vez, determinadas zonas de nuestro cerebro estarán más activas, cuando antes no las utilizábamos. Lo mismo sucede cuando aprendemos un nuevo idioma.

“Este proceso se denomina plasticidad neuronal. En la gran mayoría de casos, ante una situación nueva, nuestro cerebro se adapta a las nuevas circunstancias. Pero sabemos que hay un grupo de personas que no van a saber adaptarse tan bien y van a tener más riesgo de tener una depresión. La situación de crisis va a generar un problema mayor de salud mental al que teníamos antes de la pandemia, por lo que tenemos que poner en marcha estrategias para prevenirlo: las intervenciones son eficaces y permiten disminuir el suicidio”, resume la doctora.

El doctor Celso Arango, presidente de la SEP, destaca que los estudios científicos que se han realizado en la última década han confirmado que el cerebro “es mucho más plástico de lo que pensamos. Y lo es hasta el momento que nos morimos, nunca deja de serlo, por lo que el ejercicio mental y físico puede hacer que nuestro cerebro se modifique. Pero sí que es cierto que la plasticidad es máxima cuando somos niños, por eso nos cuesta menos aprender en las primeras etapas de la vida”.

El reto de volver a la normalidad

¿Cómo afronta la especialidad este futuro próximo lleno de incertidumbres? Arango, que también es director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, señala que el reto de la psiquiatría “es el mismo de la medicina: volver a hacernos cargo de la atención de la salud mental que estábamos haciendo hasta ahora”.

Las dificultades para lograrlo se centran en el colapso de la Atención Primaria y en la dificultad de que los pacientes lleguen a la consulta de los especialistas. “Estamos viendo menos casos, pero mucho más graves. Su primer contacto son los servicios de Urgencias y son ingresados. Además, a causa de la pandemia, habrá más casos. El motivo es que hay más factores de riesgo, que están relacionados con el trauma, el estrés, la crisis económica, la muerte de un familiar…”, enumera.

Un último aspecto que recalca Arango es que hay “una relación bidireccional entre covid y salud mental: las personas con trastornos mentales tienen el doble de posibilidades de contagiarse. Por otro lado, después de la infección, las personas que no tenían trastorno mental previo, tienen más riesgo de desarrollar un trastorno mental”.

El Mundo