La mafia acaparó la mitad de los fondos europeos concedidos a Italia

Mafia no

La criminalidad organizada logró quedarse con la mitad de los fondos europeos otorgados a Italia entre 2005 y 2020, alertó el presidente del Parlamento Europeo David Sassoli, que animó a combatir a la mafia pese a la pandemia.

“Sabemos que entre el 2015 y el 2020 la mitad de los 70.000 millones de euros desembolsados por Europa a Italia fueron secuestrados por grupos mafiosos”, alertó Sassoli en un vídeo en la web del centro de estudios italianos que conmemora el 39º aniversario del asesinato del político Pío La Torre y del activista Rosario Di Salvo en Palermo (Sicilia, sur).

El presidente de la Eurocámara aseguró que actualmente los datos demuestran que “la criminalidad organizada ha continuado desarrollándose” durante la crisis sanitaria del coronavirus, con negocios como la falsificación de productos sanitarios. “La mafia estaría aprovechando el caos del COVID-19 para infiltrarse aún en más en profundidad en nuestras sociedades”, avisó el político italiano.

Atrapados por la familia: Italia lucha contra la mafia ‘Ndrangheta

Con su megaproceso contra la ‘Ndrangheta, el poder judicial italiano planea un gran golpe contra la mafia. Tiene el apoyo de un exmafioso: Luigi Bonaventura lucha contra el poder de los clanes.

El hombre de 49 años no quiere decir de dónde viene. Viajó en tren durante varias horas, no revela más. Ahora, está sentado en un restaurante vacío en el centro de Bolonia.

Nadie debe saber dónde reside habitualmente Luigi Bonaventura. Este hombre, que dejó a su familia criminal hace 13 años y ha puesto desde entonces a cientos de mafiosos tras las rejas, vive peligrosamente. Está nervioso, y apenas consigue liberarse lentamente de la tensión.

Está agotado por el viaje, dice. Jadea y busca su botella de agua. Cuando se recupera y comienza a hablar, apenas puede detenerse. Su conciencia lo atormenta. La suya es una vida de horrores que no le da tregua ni en sueños. “En la mañana me levanto y me digo: tengo que luchar y mejorar”.

El comienzo del megaproceso “Rinascita-Scott” contra la ‘Ndrangheta, la mafia calabresa a la que Luigi Bonaventura perteneció durante más de la mitad de su vida, probablemente sea decisivo para su lucha. Durante los próximos dos años, cientos de acusados ​​serán llevados ante la justicia en Lamezia Terme, una ciudad en la región de Calabria, en el sur de Italia. Entre ellos hay abogados, políticos y empresarios. Mafiosos y sus cómplices. Bonaventura conoce a muchos de su pasado y subirá al estrado como testigo.

Organizaciones globalmente conectadas

Se considera que la ‘Ndrangheta es particularmente peligrosa y difícil de controlar. Y hay una razón para esto, explica el exmafioso. Los miembros pueden moverse libremente en la sombra, por eso es tan difícil detenerlos.

La ‘Ndrangheta debe entenderse menos como una organización, y mucho más como un tipo de red flexible de clanes familiares individuales, que colaboran y se enfrentan unos con otros, que viven de acuerdo con sus propias reglas sociales. Su negocio se extiende mucho más allá de las fronteras de la región de Calabria.

Antes ganaban dinero, por ejemplo, con secuestros. Hoy, su enfoque es más discreto. En el norte de Italia, económicamente más fuerte, la ‘Ndrangheta gana mucho dinero con contratos gubernamentales, especialmente en la industria de la construcción. Pero la ‘Ndrangheta está también muy bien conectada internacionalmente. Por ejemplo, contrabandea la mayor parte de la cocaína de América Latina para el mercado europeo. Algunos de los miembros que ahora están siendo juzgados en Calabria fueron detenidos en Alemania.

Niños criados para ser soldados

La ruta de vida de Bonaventura parecía estar trazada desde el inicio. De los nacidos en una familia ‘Ndrangheta se espera que continúen la tradición. Su abuelo, Luigi Vrenna, fue uno de los jefes más importantes de su época. A Bonaventura, su padre lo convirtió en “soldado”, dice. De niño, aprendió a disparar, a soportar el dolor y a matar animales para acostumbrarse a la violencia. Las armas reemplazaron a los juguetes: “No tienes niñez”, recuerda.

Cuando era joven, la familia lo envió a otras partes de Italia para aprender las costumbres y comprender los dialectos locales. Le entrenaron como una especie de “topo”, cuenta, agente encubierto inicialmente inactivo, como los conocemos hoy de la milicia terrorista de Estado Islámico.

La familia lo llamó de vuelta en la década de 1990. Había estallado una guerra entre los clanes ‘Ndrangheta en Calabria. El soldado Luigi Bonaventura fue activado como chantajista, traficante de drogas y asesino. Buenaventura habla abiertamente sobre este tiempo, pero las circunstancias son importantes para él. Subraya que nunca mató a inocentes. Era la guerra. En un caso específico, ilustra, se vengó de un miembro del clan enemigo por el asesinato de un niño de su familia.

Son, entre otras cosas, estos fuertes lazos familiares los que hacen que la lucha contra la ‘Ndrangheta sea tan difícil. Pocos se atreven a salir y oponerse a su propia familia. Pero hace 13 años, luego del nacimiento de su segundo hijo, Bonaventura decidió dar este paso, apoyado por su esposa. Desde entonces, ha ayudado al poder judicial a condenar a cientos de criminales de la ‘Ndrangheta.

Cumplió diez años de prisión por sus acciones. Después de eso, hizo del trabajo educativo sobre la ‘Ndrangheta su principal propósito en la vida. Él y su esposa fundaron una asociación que aboga por la protección de informantes. Quiere animar a otros a hacer lo mismo que ha hecho él y quiere que el Estado cuide mejor a las personas que se separan de la mafia.

Su generación de la ‘Ndrangheta se ha vuelto en gran medida obsoleta. Hoy, los jefes de la mafia ya no entrenan a los niños para que sean asesinos, sino que invierten en educación. “Se supone que deben convertirse en criminales económicos: banqueros y abogados”, explica Bonaventura. Y espera que el proceso judicial que ahora se abre ayude también a exponer estas estructuras: “Perdí mis sueños y mi energía porque no creía en el fin de la ‘Ndrangheta. Pero con este proceso y el trabajo de los fiscales, tal vez algo pueda cambiar.”

DW (1 y 2)

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