La política regional o de cohesión de la Unión Europea es el conjunto de medidas orientadas a impulsar el crecimiento económico, el mercado laboral y la calidad de vida en las regiones que componen los 27 Estados miembros de la Unión. El instrumento más utilizado son las inversiones estratégicas, es decir, la transferencia de fondos europeos para reforzar sectores clave como las infraestructuras o el transporte. A menudo, estos fondos son gestionados de manera conjunta por la Comisión Europea y las autoridades nacionales, regionales y locales de cada país receptor.
Precisamente, esta responsabilidad conjunta dificulta calcular con exactitud el montante que ha recibido cada región y cada país desde 1989, fecha en la que el sistema de gestión compartida fue introducido en los programas de la política regional de la Unión Europea. A pesar de ello, la Comisión ha conseguido elaborar una base de datos con todos los pagos anuales de la política de cohesión comunitaria armonizados en función de la población y el grado de desarrollo de cada región (nivel NUTS-2, el equivalente a los voivodatos polacos, los landers alemanes o las comunidades autónomas en España).
De esta forma, según sus estimaciones, la UE ha transferido más de 900.000 millones de euros en concepto de fondos regionales a los Estados miembros en las últimas tres décadas. Del total, España es el país que más dinero ha recibido, el 16%, seguida de Polonia (12%), Italia (10%), Alemania (9%) y Portugal (8%). En el momento del ingreso de España en las Comunidades Europeas en 1986, el sur de Europa era la parte más pobre y con menos grado de desarrollo del grupo comunitario, por lo que no es de extrañar que la mayoría de inversiones estratégicas fuera a parar a España, Portugal, Italia y Grecia. Sin embargo, en los últimos años, tras las últimas ampliaciones hacia el este, Polonia, Hungría o Letonia se están convirtiendo en las grandes beneficiadas de la política de cohesión europea.
