España, según la OCDE, se sitúa como el país con la combinación de mayor déficit y más tasa de paro de la UE en 2022.
Es muy preocupante ver que organismos como la OCDE revisan al alza sus expectativas de recuperación de la economía española y mantienen que en 2022 seguirá siendo el país con más tasa de paro de la Unión Europea.
Según las estimaciones de la OCDE, España cerrará 2022 con una tasa de paro superior a la del nivel de pandemia (14,7%). De hecho, España será uno de los pocos países de la Unión Europea que termine en 2022 con más paro que en 2019.
Lo que más preocupa del informe de la OCDE son dos cosas: es muy diplomático y sus recomendaciones no son particularmente positivas.
¿Muy diplomático? Piensen ustedes que el informe asume un aumento de la formación bruta de capital del 20,7% entre 2021 y 2022. Con este panorama de inseguridad jurídica, aumento de impuestos y riesgo político.
En un informe tan diplomático se constata, sin embargo, que el gasto de las familias quedará muy por debajo de los niveles de 2019 en 2022 y la tasa de ahorro alta. Eso nos indica que, incluso con estimaciones optimistas, el impacto en los hogares de esta crisis va a ser muy severo.
A cierre de 2022 el informe de la OCDE asume un diferencial de producción (output gap) de -1,6%, algo a todas luces optimista considerando que era de -1,8% en 2018.
También es optimista en cuanto a la deuda, que asume en un 117,4% del PIB en 2022 a pesar de constatar un alto déficit y un gasto que aumenta al 42% del PIB. Básicamente la OCDE asume que el coste de la deuda no va a aumentar lo cual exige o que el Banco Central Europeo mantenga los estímulos hasta 2022 (algo que no concuerda con la recuperación que estiman) o que se va a reducir el montante de emisiones de deuda neta (que no concuerda con sus expectativas de déficit).
¿Recomendaciones no particularmente positivas? Ante el escenario descrito, la OCDE recomienda subir el IVA y los “impuestos verdes”, es decir, subirles los impuestos a los sufridos contribuyentes.
Es sorprendente que la OCDE asuma los postulados más obsoletos del intervencionismo. Pide más inversión pública a pesar de constatar la bajísima efectividad de la misma en varios informes anteriores.
Pide ligar las subidas del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) a la productividad, pero no hace recomendaciones efectivas sobre la razón por la que el crecimiento de la productividad es tan pobre. Según informe del BBVA, España: Productividad y eficiencia del sector publico, nuestro país tiene uno de los índices más bajos de eficiencia del gasto público y el aumento de la productividad del sector estatal es muy inferior a la del privado.
La verdad es que las recomendaciones de la OCDE son sorprendentes al no incluir ninguna sobre racionalización relevante del gasto público. Habla de eliminar barreras regulatorias, pero no especifica los graves problemas burocráticos.
De hecho, España será uno de los pocos países de la Unión Europea que termine en 2022 con más paro que en 2019
Es cierto que el informe recuerda que la OCDE ha pedido en otras ocasiones “hacer la regla de gasto la principal regla y ligarla al aumento de deuda” y nos recuerda que no se ha hecho nada en ese aspecto. ¿Cuál es el problema? Que los gobiernos ni se leen esa minúscula tabla, pero sí se leen la extensa reseña en la que recomiendan subir el IVA y los impuestos ‘verdes’.
Es aquí donde nos damos cuenta de la oportunidad perdida de estos informes. Hacen análisis que agraden a los gobiernos (centrándolos en el PIB en vez de en la calidad y composición de este).
Se nota en el informe de la OCDE un intento de centrar el mensaje en los datos positivos, pero un trazo muy grueso sobre los amplios retos de la economía española.
El problema demográfico va a seguir generando importantes desequilibrios, ya que la tasa de dependencia es una de las más altas de la Unión Europea.
En el análisis de la OCDE, que se centra en lo positivo, el gasto en pensiones podría llegar al 15,4% del PIB en 2050 en el caso más negativo y no bajaría de un 11,9% en caso más benigno, que supondría recuperar la reforma de 2013.
España debe afrontar el problema del paro, de la deuda y el reto demográfico desde una perspectiva global. O España se centra en atraer más inversión, capital y empleo y, con ello, crecer más, o la política fiscal extractiva y confiscatoria actúa seguirá pesando como una losa en el crecimiento, los salarios y las oportunidades de trabajo.
La OCDE sabe que la razón por la que España tiene aparentemente menos ingresos fiscales sobre PIB que la media de la Unión Europea no es porque tenga impuestos bajos, sino porque tiene casi el doble de paro y muchísima más economía sumergida.
España no puede mantener las políticas de altos impuestos a los contribuyentes que sobreviven a las crisis e ignorar el problema de tamaño empresarial y paro.
España debe tomar medidas urgentes:
– Eliminar trabas burocráticas y restricciones regulatorias innecesarias y contraproducentes, con una Ley de Mercado Único que evite la maraña administrativa a la que se enfrenta cualquier emprendedor.
– Acabar con las penalizaciones fiscales al ahorro y a los propietarios de empresas. Funciona como una barrera a todas las start-ups y empresas innovadoras en las que los empleados tienen gran parte de su remuneración en acciones.
– Eliminar las trabas fiscales a la creación de empleo y a los autónomos. Acabar con las penalizaciones confiscatorias por retraso, las cuotas excesivas, desterrar la falaz idea de que tener altas cuotas sociales es bueno para la economía cuando es un enorme escollo a la contratación.
– No hay que subir impuestos, hay que reducir gasto innecesario, y hay mucho en un país donde se destinan al año más de 14.000 millones de euros en subvenciones de difícil justificación, según la AIReF, y hay decenas de miles de millones perdidos en duplicidades innecesarias y empresas públicas deficitarias.
Una Administración que acumula miles de inmuebles sin uso y sigue manteniendo empresas ruinosas debe venderlos y eliminarlas.
Me temo que si no se llevan a cabo estas medidas y otras tantas que ha pedido el tejido creador de empleo desde hace años, las estimaciones de la OCDE volverán a ser un triste reflejo de un país en el que sus gobernantes siempre piensan que usted y yo tenemos margen para ser expoliados y ellos ninguno para ser eficientes.
No nos podemos permitir un Gobierno que percibe a los hogares y empresas como un cajero automático para mantener un sector político extractivo.