China y Rusia juntas a la Luna: Así será su misión para tener una base en 2035

China Rusia - Base lunar

La Luna se ha convertido en objetivo de las grandes potencias espaciales mundiales.

Ven en el satélite el mejor campo de pruebas posible antes de dar el siguiente paso para aventurarse con los viajes a Marte. Con la participación de algunas empresas de España, la NASA lidera el programa Artemis junto con la Agencia Europea (ESA) quedando al margen la dupla de Rusia y China.

El gigante asiático acaba de poner en órbita a tres astronautas en la nave Shenzhou-12 para que comiencen a trabajar en la construcción de su particular estación espacial. También China logró aterrizar en Marte su rover Zhurong hace tan solo unas semanas y se establece como una de las mejores posicionadas del mundo en su exploración, solo por detrás de Estados Unidos.

Pero China quiere más y a Rusia le viene un poco grande afrontar por sí misma todos los retos tecnológicos que supone construir una base en la Luna, sin entrar en el todavía más complejo Marte, como siguiente paso natural. Es por ello por lo que han anunciado que trabajarán juntas para tener su propia base lunar compartida.

En un encuentro entre ambos organismos espaciales celebrado en San Petersburgo, han redoblado la apuesta anunciando planes más sólidos que los de marzo, cuando la Agencia Espacial China (CNSA) y la rusa Roscosmos anunciaron la intención de colaborar más estrechamente en el proyecto conjunto de la base lunar como el primer paso de la alianza. Ahora es un paso bastante más consistente que el de hace unos meses.

Estación lunar compartida

Así nace la International Lunar Research Station o Estación Lunar Internacional de Investigación, una joint venture entre dos de las agencias espaciales más importantes del mundo que tiene como objetivo la creación de una base científica en la Luna. Para comenzar el camino, han publicado un calendario compuesto de tres fases que ofrece detalles pormenorizados sobre las metas a cumplir en los próximos años.

Una primera que abarca desde 2021 a 2025, otra de 2025 a 2030 y la última de 2030 a 2035. La primera y una parte importante de la segunda “es solo un trabajo preparatorio” con diferentes misiones no tripuladas, ha declarado Wu Yanhua, subdirector de la CNSA. “Todavía nos estamos enfocando en la exploración lunar no tripulada” y así se mantendrá para los próximos 10 años.

La colaboración entre ambas potencias en este primer decenio se basará solo en momentos puntuales mientras continúan ambos programas espaciales con el objetivo puesto en la década de los 30. Donde verdaderamente, y si los planes no se truncan, está la importancia del anuncio.

Del 2030 al 2035 China y Rusia tienen planeado lanzar un total de 5 misiones ILRS que van desde la ILRS-1 a la ILRS-5. En la primera de estas misiones se enviará un centro de control e instalaciones de energía y telecomunicaciones básicas que satisfagan las necesidades de la infraestructura lunar como base de operaciones autónoma y a largo plazo.

En cuanto a la ILRS-2, en ella se construirán instalaciones dedicadas a la investigación y exploración de ramas científicas como la física lunar o la geología a través del estudio de tubos de lava o la recogida de muestras. La ILRS-3 se enfocará en el envío de infraestructuras de recursos mientras que la ILRS-4 tendrá la tarea de verificar la tecnología con el fin de realizar investigaciones en terrenos tan sensibles como el biomédico o el transporte de muestras a la Tierra.

La última fase del plan detallado por la CSNA y Roscosmos es la compuesta por la misión ILRS-5. En esta ocasión, se plantea la construcción de unas instalaciones para la observación astronómica y de la Tierra. Y, a partir de ese momento, la llegada de astronautas, aunque sin un calendario público al que poder aferrarnos para tener una idea más aproximada.

Al parecer 2036 es el año elegido por el binomio para llevar a cabo la primera misión tripulada. Unos 15 años a partir de este momento en los que pueden cambiar muchas cosas, desde mejoras y descubrimientos tecnológicos a un empeoramiento de las relaciones entre ambos países.

EEUU y Europa

Esta misión, a pesar de que puede parecer algo realmente novedoso, lo cierto es que uno de los objetivos a medio plazo de Estados Unidos es contar con una colonia humana permanente en la Luna. La primera misión tripulada se quiere llevar a cabo en unos 3 años con la inestimable -y bien pagada- ayuda de las compañías de Elon Musk y Jeff Bezos, entre otras.

Una filosofía radicalmente diferente con la que el programa Artemis quiere convertirse en referente en los viajes lunares tripulados. Para ello, la NASA tiene planeado lanzar los primeros módulos de la estación Gateway (que orbitará alrededor de la Luna) como parada intermedia de los astronautas antes de tocar suelo lunar.

La misión Artemis 1 -que se lanzará en noviembre de este 2021- será un vuelo no tripulado que orbitará la Luna y regresará a la Tierra, mientras que la Artemis 2 ya llevará 4 personas a bordo y sobrevolarán el satélite en 2023 sin llegar a aterrizar. No será hasta 2024 cuando dos astronautas pongan un pie en la Luna en la misión Artemis 3, si no hay retrasos de por medio.

Para que todo esto salga adelante, los plazos se deben cumplir a rajatabla y un mínimo retraso en cualquiera de los sistemas puede arruinar el calendario previsto. Además, para el 2028 la NASA quiere tener disponible algo así como un campamento base con las infraestructuras necesarias para albergar a unos cuantos astronautas. De cumplirse todos los planes, el consorcio de EEUU, Europa, Japón y Canadá llegarían 12 años antes a la Luna y establecerían una base 8 antes, aunque sin el concepto de laboratorio lunar de Rusia y China.

El Español