Los bancos centrales (liderados por la Reserva Federal, el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Japón) han creado de la nada la friolera de 834 millones de dólares por hora -13,9 millones por minuto- durante los últimos 18 meses.
Así lo señalan los estrategas de Bank of America, que destacan cómo se han creado billones de dólares, euros y yenes para apuntalar el sistema financiero mundial y proporcionar liquidez a hogares y empresas. Pero esta inmensa cantidad de dinero no solo ha mantenido a flote a las empresas durante la pandemia, sino que ha provocado el mayor repunte bursátil de una generación.
“El estímulo ha provocado una inmensa inflación de los activos de Wall Street”, apuntan los analistas, dirigidos por Michael Hartnett, en un informe recogido por Bloomberg
Con los bancos centrales absorbiendo gran parte del mercado de bonos y obligando a bajar los costes de los préstamos, ahora hay más de 16 billones de dólares en deuda con un rendimiento negativo. Y es parte de la razón por la que los gestores de dinero sigan apostando por comprar acciones.
Sin embargo, la gran pregunta para los inversores es cuánto tiempo más podrán los bancos centrales mantener esta situación. En las actas de su última reunión la Reserva Federal apuntó a una posible reducción de los estímulos a finales de año, pero las sombras sobre la economía siguen siendo alargadas, especialmente por el avance de la variante delta. La semana pasada, el banco central de Nueva Zelanda se abstuvo de subir los tipos con el país entrando en un confinamiento de tres días.
Los analistas advierten que, como consecuencia de las acciones de los bancos centrales – que también incluyen varios acuerdos de intercambio interbancario destinados a garantizar que haya suficientes divisas para sostener el sistema bancario internacional – el mundo ha entrado en aguas económicas y monetarias desconocidas.
Algunos economistas han advertido de que el rápido crecimiento de la oferta monetaria puede alimentar la inflación a largo plazo. Si ello se una a la ingente deuda acumulada entre la crisis financiera y la crisis del covid que puede actuar como lastre para el crecimiento económico, la combinación podría dar lugar a la estanflación, una situación económica difícil en la que la alta inflación se une al bajo crecimiento en un círculo vicioso.