España saldrá del ‘top 15’ de mayores economías del mundo en 2027

Demografía España

El estancamiento de la productividad y el escaso crecimiento de la población provocan que el país siga perdiendo posiciones. Terminó el siglo XX en el noveno puesto y ahora es decimocuarto

Indonesia será el siguiente país que adelantará a España en la clasificación mundial de mayores economías del mundo. Lo hará en el año 2027, según los cálculos actuales del FMI. España finalmente caerá del grupo de 15 países más grandes del mundo, un ranking en el que ha perdido posiciones de forma continua desde el estallido de la crisis financiera. España suma ya tres lustros de estancamiento económico, y las perspectivas a futuro no son nada optimistas. Un país con baja inversión, una pirámide demográfica que va a provocar que una buena parte de la población no trabaje y una política económica que ha desistido desde hace años de las reformas estructurales que necesita el país.

El país que adelantará a España en PIB será Indonesia. El FMI calcula que será en 2027 y, aunque es evidente que existe margen de error, en lo que no hay ninguna duda es en la tendencia. En el cambio de siglo la economía española era casi tres veces mayor que la indonesia. La brecha se mantuvo hasta el final de la burbuja inmobiliaria, desde entonces, la convergencia ha sido muy rápida. En el año 2010 ya era menos del doble, en 2018 la diferencia se situó por debajo del 40% y en 2023 la diferencia será de apenas un 11% en los próximos años la brecha se cerrará definitivamente y, si nada cambia, España saldrá del top 15 mundial de forma permanente. Al menos hasta que las cosas cambien, y mucho.

Esta evolución del ranking de países por PIB está muy marcada por la cotización de cada divisa, ya que la comparativa se hace en dólares, de modo que el tipo de cambio es determinante. En estos últimos quince años el euro ha sufrido una gran depreciación, lo que ha acelerado la pérdida de peso de la Unión Europea en el mundo.

Si se observan los datos en paridad de poder adquisitivo (esto es, la capacidad de compra real de cada divisa), la situación de España no es mejor. Este indicador se utiliza menos en las comparaciones internacionales, entre otros motivos, porque el tipo de cambio de la divisa también refleja la situación económica de cada país. En este indicador, China es la primera potencia del mundo, por delante de EEUU desde 2016. Para España el resultado es muy similar, ya que ocupa actualmente la decimoquinta posición, pero está a punto de perderla. Según el FMI, Arabia Saudí superará a España en PIB ajustado de poder adquisitivo y también adelantará a Canadá. De esta forma, España va a perder su puesto en el top 15 mundial en ambos rankings.

Indonesia está muy por encima de España en este indicador, ocupando la séptima posición, tras Rusia y por delante de Brasil. Alcanzó a España a principios de los noventa y ambos países se mantuvieron relativamente cerca durante una década. A mediados de los dos mil España empezó a quedarse atrás y se ha alejado rápidamente hasta el punto de que el PIB de Indonesia es hoy casi un 90% superior.

España, al igual que Europa, sufre las consecuencias de un modelo económico basado en la acumulación de superávits, de concentración de la riqueza financiera y la abundancia de regulación. El resultado es una economía poco productiva, con bajos niveles de inversión en capital y poquísima innovación. Y, además, muy envejecida, lo que complicará más el crecimiento futuro.

Para no perder relevancia en la economía global, España necesitaba mantener una importante brecha de PIB per cápita con los países del sureste asiático para compensar su menor población. En otras palabras, menos trabajadores pero más productivos. Indonesia, por ejemplo, es el cuarto país del mundo en población con algo más de 270 millones de habitantes, seis veces más que España. La única posibilidad para seguir dentro de ese top 15 de PIB era mantener una brecha de PIB per cápita suficiente, pero el exiguo crecimiento económico lo ha imposibilitado. Sin embargo, no solo no está consiguiendo mantener esta brecha de productividad, sino que se está acortando. Esto explica que los países asiáticos estén convergiendo hacia los niveles de PIB de España. En primer lugar, porque tienen más trabajadores, pero también porque están aumentando la producción que genera cada uno de ellos. Volviendo al caso de Indonesia, en las tres últimas décadas su PIB per cápita ha aumentado un 154% mientras que el de España ha crecido en un 45%.

Indonesia es un país con un elevado peso del sector primario sobre su actividad, que supera el 30%. La agricultura es de baja intensidad tecnológica y está muy concentrada en la palma y la madera. La minería tiene un peso relevante, así como la extracción de petróleo y gas, aunque está lejos de poder explotar todo su potencial porque el control del sector público provoca que no haya capital suficiente para realizar las inversiones necesarias. Los servicios apenas aportan poco más de un tercio del PIB y están centrados en actividades de bajo valor añadido, especialmente el comercio y el turismo. A pesar de todas estas debilidades, está a unos pocos años de adelantar a España. En definitiva, es un país con un nivel de desarrollo muy inferior al español, pero ha conseguido recortar la brecha de productividad y está a punto de conseguir el sorpaso en PIB total gracias al crecimiento de su población.

España ocupa el puesto 36 en PIB per cápita mundial medido en dólares con 33.000 euros por habitante. Por encima se sitúa Corea y Arabia Saudí, por debajo. Básicamente, los países que se encuentran por delante de España se pueden agrupar en tres grupos. El primero, el de las economías desarrolladas que son más innovadoras y productivas que España, grupo en el que entran la mayor parte de los países europeos, incluyendo algunos del este y de Norteamérica. El segundo grupo es el de países petroleros, que generan una gran producción gracias a la extracción de crudo. Es el caso, por ejemplo, de Qatar, Emiratos Árabes Unidos y próximamente, Arabia Saudí. El último es el de pequeños países de baja tributación, en donde se refugia el capital empresarial y financiero para reducir la carga de intereses. Los ejemplos paradigmáticos son Luxemburgo e Irlanda, los dos países del mundo con mayor PIB per cápita. Pero también se encuentran en este grupo Andorra, Macao, Hong Kong, Singapur, Puerto Rico o Bahamas.

Si se corrige el PIB per cápita por paridad de poder adquisitivo, España baja hasta el puesto 39 del ranking, situándose entre Aruba y Lituania. Según los cálculos del FMI, perderá dos posiciones en los próximos años, quedando por debajo del top 40 de países por PIB per cápita ajustados de PPA.

En definitiva, España no solo está perdiendo posiciones en el ranking del PIB, sino también en el de la productividad. Es evidente que España no puede competir en crecimiento de la población con los países asiáticos. De hecho, pronto se convertirá en uno de los países más envejecidos del mundo. El problema es que tampoco puede competir contra otras economías desarrolladas, ya que la falta de protección a los jóvenes durante los últimos 15 años ha provocado una brusca caída de la natalidad. España es uno de los países del mundo con menos nacimientos por mujer, lo que es un reflejo del declive del país. Muchos jóvenes no tienen hijos, o no tienen más, porque no se lo pueden permitir.

Esta es una consecuencia del tipo de políticas elegidas por los líderes políticos de las últimas décadas, centradas en la redistribución de la renta hacia la población con más edad. Esta misma semana la OCDE dedicaba un capítulo completo de su informe sobre España a denunciar la precariedad de los jóvenes. El problema no es solo que sus salarios sean peores, es que las administraciones públicas no invierten lo suficiente en educación y formación de los jóvenes, lo que supone un freno para sus ingresos cuando entren en el mercado laboral y un lastre para el crecimiento futuro del PIB.

Solo la fortaleza de la divisa ha permitido a España conservar posiciones en el ranking. Una vez que se complete el adelantamiento de Indonesia, España conservará la posición decimosexta del PIB mundial durante bastantes años. El motivo es que existe una brecha importante hasta el siguiente país de la clasificación, Turquía. Su PIB es un 27% inferior al de España, pero además, su tendencia no es mucho mejor que la española. La economía turca tiene grandes problemas de crecimiento y su divisa está muy devaluada, lo que le complica aún más la comparativa. ¿Será consuelo suficiente no caer más allá del decimosexto puesto?

Javier Jorrín, El Confidencial

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