La mitad de los nuevos extranjeros provienen de Colombia, Ucrania y Venezuela. Australia comenzará a reducir el número de visados.
La población residente en España, a 1 de enero de 2023, se situó en 48.085.361 personas, un 1,26% más que en la misma fecha en 2022, según el último censo de población publicado esta mañana por el Instituto Nacional de Estadística (INE). El 87,3% tenían nacionalidad española y el 12,7% extranjera.
Los datos del INE revelan que este incremento se debe principalmente al aumento de la población foránea, un 10,5% más respecto al año anterior. De los nuevos 598.634 habitantes que tiene nuestro país, sólo 18.060 son españoles, mientras que 580.574 provienen del extranjero. El 1 de enero de 2022, las personas extranjeras representaban el 13,1% del total de la población. Un año después, el 14,5%. Los mayores aumentos se dieron entre personas provenientes de Colombia (142.391 más), Ucrania (83.401) y Venezuela (64.498), países que atraviesan situaciones internas problemáticas. No obstante, los marroquíes siguen siendo los extranjeros más numerosos en España (893.953), seguidos de los rumanos (629.755) y los colombianos (453.911).
Por territorios, la población ha crecido en todas las Comunidades Autónomas, salvo en Extremadura, donde cayó en 2.502 personas. Los mayores incrementos se han dado en Cataluña (140.140 más), Comunidad de Madrid (128.649) y en la Comunidad Valenciana (108.079).
En lo que respecta al lugar de residencia, el 40,1% de la población vivía en municipios mayores de 100.000 habitantes y el 20% en municipios menores de 10.000 habitantes, mientras que sólo el 3% lo hacía en municipios con menos de 1.000 residentes. Si se tienen en cuenta las principales ciudades, los mayores incrementos, en términos relativos, se produjeron en Torrevieja (6,8% más), Estepona (4,6%) y Benidorm (4,3%).
El Gobierno de Australia anuncia restricciones de visados para reducir la migración
El Gobierno de Australia ha anunciado este lunes su nueva estrategia migratoria, que incluye restricciones de visados para trabajadores migrantes y estudiantes internacionales, después de una afluencia sin precedentes durante el año pasado.
“El objetivo de nuestra estrategia de migración es lograr que la migración funcione para la nación y al mismo tiempo llevar nuestros niveles de migración a la normalidad”, ha declarado la ministra del Interior australiana, Clare O’Neil, en una entrevista para ABC Radio.
Así, ha señalado que “es muy importante” conseguir “este objetivo” lo “más rápido posible” porque no se puede lograr si las cifras se mantienen a estos niveles “insostenibles”, que su Gobierno ha “heredado” en forma de este “sistema roto”.
Entre las medidas del gabinete de Anthony Albanese se encuentra una prueba más estricta del nivel de inglés para la obtención de un visado de estudiante y una aceleración de la entrega de visados para personas con altos ingresos. O’Neil considera que estos cambios protegerán al sector universitario y acelerarán la llegada de personas con “habilidades especializadas”.
Por su parte, el primer ministro de Nueva Zelanda, Christopher Luxon, ha declarado poco antes de que Canberra anunciara su estrategia migratoria que el aumento de la migración es “insostenible” y es “necesario” gestionar mejor la infraestructura para respaldar el crecimiento.
“Estamos heredando un sistema que ha sido un completo desastre”, ha declarado tras explicar que el país había cerrado las fronteras “en un momento en que los empleadores buscaban trabajadores”, en referencia a la pandemia de la COVID-19, y ha aseverado que el Partido Laborista después “abrió las compuertas justo cuando la economía comenzaba a desacelerarse”.
Luxon ha señalado que se tenía que cubrir la escasez de empleos pero que “fue una compuerta completamente abierta” y eso “es lo que hay que revisar y asegurar que cualquier migración esté fuertemente vinculada a la agenda económica de Nueva Zelanda”.