BCE: España sufrirá el mayor aumento de la deuda pública de toda Europa hasta 2022

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La deuda pública subirá en España casi tres veces más que en el vecino Portugal. España tendrá los déficits fiscales más altos del euro hasta el año 2022. Bruselas pide al país medidas de sostenibilidad fiscal a medio plazo.

La crisis económica del covid-19 está siendo muy intensa. Se espera que provoque la mayor caída del PIB en España desde la Guerra Civil. Además, las nuevas olas del virus están impidiendo que la recuperación sea tan vigorosa como se esperaba. Todo ello tendrá efectos que perdurarán en la economía más de lo esperado en un principio. Por ejemplo, unos niveles muy elevados de deuda pública que seguirán al alza en los próximos años aunque la crisis sanitaria haya remitido.

Según cálculos del Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea (CE), España sufrirá el mayor aumento de deuda pública de toda Europa, con un incremento de 28,4 puntos sobre PIB entre 2019 y 2022, que es el periodo que cubre el estudio el BCE.

Aunque el mayor impacto económico ha sucedido durante el primer semestre de 2020, los efectos perdurarán durante algún tiempo más, lo que llevará al Gobierno a incurrir en importantes déficits fiscales en los próximos años para intentar suavizar el golpe.

Durante esta recesión se ha producido un giro importante respecto a otras crisis: la narrativa para potenciar la recuperación económica parece haber cambiado respecto a 2011-2013. Frente a la ‘austeridad expansiva’ del pasado (hacer ajustes cuanto antes), ahora parece que predomina un nuevo paradigma que apuesta por estimular la recuperación con un mayor gasto público, lo que puede estimular el crecimiento, pero también generará una deuda pública mayor, sobre todo si el impacto de este mayor gasto en la economía no genera un crecimiento fuerte.

Además, el origen exógeno de esta crisis (no hay culpables ni desequilibrios previos) está dando alas a los gobiernos para prolongar las políticas de emergencia que buscan sostener la renta de los hogares y mantener con vida a las empresas.

UE - Déficit PIB 2020-22

De este modo, desde el BCE y la CE calculan que el déficit público será del 12,2% sobre el PIB en 2020, del 9,6% en 2021 y todavía del 8,6% en 2022. Estos déficits dispararán la deuda desde el 95% sobre PIB de 2019 hasta el 124% en 2022. No obstante, el ratio de deuda puede variar drásticamente en función del crecimiento de la economía y de la inflación. Si los precios permanecen estancados y el PIB real no avanza el 5,8% que prevé la CE en 2021, la deuda pública alcanzará más pronto que tarde el 130% del PIB, unos niveles que serían temporalmente sostenibles en un entorno de muy bajos tipos de interés como el actual y con un apoyo constante del BCE en el mercado de deuda (comprando bonos para evitar que suba el coste del endeudamiento). No obstante, todas estas políticas que hoy sostienen deudas inmensas tienen su límite.

El estudio del Banco Central Europeo destaca que la Comisión Europea hizo una mención especial para Bélgica, Grecia, España, Francia, Italia y Portugal “dado el nivel de su deuda pública y los altos desafíos de sostenibilidad a medio plazo… es importante asegurarse de que, al tomar medidas presupuestarias de apoyo, la sostenibilidad fiscal a medio plazo se conserva”.

UE - Deuda PIB 2019-22

No obstante, desde el BCE reconocen que “la gran incertidumbre imperante dificulta la evaluación de las medidas, tanto más cuanto que no siempre se pueden distinguirse medidas temporales y más estructurales, dado que los países están adoptando medidas en tiempo real como respuesta a la evolución de las olas de crisis”.

Muchas de las medidas que se pusieron en marcha en la primera mitad del año (Ertes, avales, moratorias…) estaban destinadas a tener una duración muy limitada en el tiempo. Sin embargo, a medida que se sabía más sobre el covid-19 y su impacto en la economía, estas medidas han pasado de tener un ‘contrato temporal’ a otro casi de ‘obra y servicio’. Resulta complejo retirar la respiración asistida a la economía cuando el tejido productivo aún no puede respirar por sí solo. Sin embargo, volviendo a lo anterior, esto tiene una consecuencias: déficits públicos muy altos y más deuda.

Los cálculos del BCE muestran que España incurrirá en los mayores déficits fiscales de toda la zona euro en 2020, 2021 y 2022. Por detrás están países como Bélgica, Italia y Francia. Los países con unos desequilibrios menores son Lituania, Estonia y Alemania, que podrían volver a presentar déficits por debajo del 3% del PIB incluso en 2021.

En lo que a deuda pública se refiere, el BCE muestra un gráfico en el que vaticina un incremento del endeudamiento español que supera los 25 puntos porcentuales entre 2019 y 2022. Estos cálculos superan a los últimos publicados por la Comisión Europea, que preveían un incremento de 24,4 puntos. Lo que deja a España como el país en el que crecerá con mayor intensidad la deuda durante esta crisis.

Pese a todo, el BCE reconoce en el documento que “tras implementar una política fiscal ampliamente expansiva en 2020, las previsiones de otoño de 2020 de la Comisión Europea apuntan a una eliminación gradual de las medidas de emergencia; sin embargo, se prevé que el apoyo fiscal seguirá siendo sustancial con la adopción de nuevas medidas destinadas a apoyar la recuperación. Mientras persista la emergencia sanitaria y la recuperación no se sostenga por sí sola, será importante que se amplíen las medidas temporales”, sentencia el BCE.

Todo ello tendrá consecuencias a nivel general en la zona euro: “Sin un cambio de política, los déficits se mantendrían todavía por encima del umbral del 3% en trece Estados miembros de la zona del euro en 2022. Además, se prevé que muchos países que entraron en la crisis con ratios de deuda elevados de alrededor del 100% o más son los que están sufriendo el golpe más fuerte en términos de endeudamiento. Se espera que solo cinco países de la zona del euro mantengan ratios de deuda por debajo del valor de referencia de Maastricht del 60% del PIB en 2022: Estonia, Letonia, Lituania, Luxemburgo y Malta”, culmina el informe.

El Economista